Además, cambiaron a las
autoridades del Centro de
Coordinación Policial Caura
Tres, en Upata,
|
El nuevo comandante de la policía del estado Bolívar, general Manuel Sánchez Sosa parece que no vino a jugar carrito a Guayana.
En menos de tres días tiene detenidos a siete policías entre ellos a la jefa del CCP Francisca Duarte por el delito de desaparición forzosa de un adolescente; dos efectivos más por estar incursos en la misma acción; a un supervisor y a otros dos oficiales por delitos diversos.
Estos por ahora pero todo indica que más uniformados pasaran a acompañar a sus cursos en las celdas.
Pero además, acaba de cambiar a las autoridades policiales en Caura Tres Upata.
El supervisor detenido es Omar García Contreras, quien fue capturado en flagrancia llevándose el transformador eléctrico del Jardín Botánico.
Fue preso por funcionarios del centro de coordinación policial de Catedral en Ciudad Bolívar. Ya fue puesto a la orden de la fiscalía primera a cargo de Wilmer Carpio.
Los otros dos PEB inhabilitados como autoridad policial son el oficial jefe Tahiri Mayorca y el oficial Alejandro Lira. Ambos son acusados de robar siete reses y testigos aseguran que los funcionarios usaban la unidad policial marca Toyota, modelo Hilux, tipo pick up, adscrita al Centro de Coordinación policial José Antonio Páez en Ciudad Bolívar, para llevarse las reses. Quedaron también a la orden del ministerio público.
En Upata, Caura tres, el jefe policial está investigado junto a otros funcionarios de la PEB por el presunto delito de extorsión.
Fue puesto a la orden de la comandancia policial en la capital del estado por lo que fue visto recogiendo sus peroles para marcharse.
La destrucción
La policía del estado Bolívar ha vivido un proceso de destrucción interna sin precedentes en la historia del estado.
Ni siquiera bajo el comando de Andrés Velásquez famoso por tener aquel grupo llamado BTOE, coordinado por un jefe policial muy temido por lo sanguinario o Jorge Carvajal Morales, que manejó también una policía con mala fama, los uniformados llegaron a caer tan bajo en el espíritu de cuerpo necesario para que funcione un organismo al que la sociedad le entrega el derecho a que la proteja.
La policía del estado Bolívar se convirtió en la agencia de vigilancia más grande de la entidad por lo que no es raro verlos custodiando negocios, comercios, centros de apuestas lícitas e ilícitas, dejando de cumplir con su función de prestar seguridad y protección a la ciudadanía para atender la seguridad privada de quienes les cancelan altas sumas de dinero, que por supuesto van a los bolsillos de ellos, no al estado como un impuesto.
Todo esto ocurrió frente a los ojos de militares, primero el gobernador del estado y luego quien fuera por muchos años, mano derecha en materia de seguridad de Rangel Gómez y jefe de la policía del estado Bolívar, primero coronel y después general Julio César Fuentes Manzulli.
Con Fuentes Manzulli y el mando medio de la PEB surgieron las bandas que se dedican a aterrorizar, a robar, distribuir, a cometer delitos como la trata de blanca, de sustancias ilícitas, de alimentos, de matar, perseguir, asesinar, a ciudadanos, empresarios, amas de casa, niños, y de vez en cuando policías que no se prestan para sus acciones.
Decimos que fue con ellos, porque debieron sofocar la existencia de esos pranes o líderes negativos que convirtieron a la ciudad y al estado en la sucursal de Ciudad Gótica, por la cantidad de delitos, con la diferencia que aquí no contamos con Batman ni con la Liga de la Justicia. Somos los ciudadanos las víctimas de esa guerra entre el bien y el mal.
Ojalá que el nuevo comandante de la policía no esté acabando con una banda para darle paso a otra.
Si eso ocurre, bueno, estamos todos muertos y no a largo plazo como dijo John Keynes, el padre de la teoría del Estado como fuerza motora económica. Sino rapidito.
LT/Carmen Carrillo
Comentarios: