Por Gabriel Moreno.-
Desde un bonito lugar de los Estados Unidos de Norte América,
un trabajador ferrominero que, pasado los días, allí se instaló en búsqueda de
un mejor vivir para sí mismo y la de sus familiares más cercanos, y huyendo, comenta, al mismo tiempo, de las
tragedias nacionales que, como plagas voraces, nos azotan.
A él lo creía un desencantado con el país, pero no, el tiene
las mejores opiniones/sentimientos por Venezuela y su gente.
Lleva el Caribe en la piel!
Dice él que Venezuela es el “país más bello del mundo, con la
mejor gente, pero mal administrado.
Pronto saldremos de esto y viviremos como merecemos”, asevera.
Le digo que defina, en una palabra clave, porqué abandonó el país y espeta: “socialismo”.
Aunque trabajaba en ferrominera, sentí que la miseria tocaba
mi puerta.
Nací pobre y odio vivir con hambre y estrechez.
Tengo sueños de un buen vivir.
El modelo político/ económica instaurado por Chávez/Maduro
con el patrocinio ideario del Fidel Castro, en calidad de vida, nos devolvió a
la época del conuco!
Y lo peor, mi dios, es
que no se quieren dar cuenta que esto es un fracaso.
Los chinos, con el modelo maoista llenaran de pobreza a ese
país, pero rectificaron, y gracias a eso dieron un gran giro, y hoy,
china, en lo económico, es un gigante asiático y mundial.
La raíz de nuestros males colectivos provienen de la apelación
de políticas inviables.
Mi repudio es hacia la política oficial, y por eso me vine!
Aunque no soy ni activista ni dirigente político, dice.
Soy ciudadano.
Venezuela, continúa exponiendo el ferrominero, se ahoga en la “ inseguridad, crisis
económica, desestabilización política, escases, falta de medicinas e
instituciones”.
Y todo eso “me da
dolor e impotencia”.
Amo a mi país, y algún día volveré.
Me vine a drenar mis dolores. Hoy lloro a mi patria y su
gente!
Desde que llegué estoy trabajando en asuntos pequeños. En
cuatro meses y medio me he ganado 25 mil dólares y eso me alcanza para mis
cosas básicas.
Estados Unidos, es un
país de oportunidades. Saldré adelante, lo sé. Me han dado un trato excelente.
Ya enganché para un trabajo que debe durar entre ocho a nueve meses. Aquí pagan
17 dólares la hora de trabajo.
Otro venezolano errabundo, me escribe que va llegando a Nueva
York. Viene de Perú, y comenta que, ese
país liberado por espada de Simón Bolívar, su crecimiento marcha a un buen
ritmo. Él anda por allá explorando opciones y oportunidades de trabajo.
Desde el centro de Santiago de Chile, otros venezolanos
jóvenes, me dicen que ya se instalaron y
trabajan.
Vivían en Puerto Ordaz. Tenían trabajo aquí. Son parejas.
Los que están Chile, expresan que abandonaron el país por la
degradación social en que se encuentra Venezuela.
Me sorprende que, desde Tenerife, un amigo me dice que por
allá anda y que trabaja vendiendo discos, CD, forros de teléfonos y otras cosas
del ramo.
El es abogado y me consta que su inteligencia es grande.
Extensa. Superior!
Se fue, allende mares, porque unos delincuentes lo atracaron
y le mataron su novia en Caracas.
Me dice que aún llora a su amada muerta y la nostalgia es
grande por su país!
Angie Carolina, una bellisisisisisma joven portocruzana,
ingeniero civil. Orgullo de sus padres y
hermanos, agarró maletas y se instaló en Uruguay. Su madre, que me sabe amigo
de la joven, me dice que la llame y la convenza que regrese. En su casa lloran
su ausencia.
Angie Carolina, en Montevideo, fundó una academia de bailes.
Se desencantó de su país!
Lo dicho, es otra forma de auto exilio.
Hay pasiones humanas desatadas.
Rabia. Dolores. Frustraciones. Quejas. Querencias.
Amores lejanos!
Llevamos el Caribe en la piel!
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