Chris Parker tiene 33 años y vive de las limosnas que le dan en el centro de Manchester. Por eso, este sintecho se acercó ayer lunes por la noche a la salida del concierto de Ariana Grande. Pero esta vez, en vez de recibir le toco dar. Y lo hizo con toda su alma.
Cuando Parker se encontraba en los alrededores del Manchester Arena, escuchó la tremenda explosión pero no hizo lo que todo el mundo habría hecho: huir. En vez de eso, decidió darse la vuelta y ver lo que había pasado.
“Todo el mundo salía contento del concierto. Cuando la gente atravesaba las puertas, escuché la explosión y vi un fogonazo. Luego humo y todo fueron gritos”, asegura en declaraciones recogidas por el Evening Times. “La deflagración me tiró al suelo, pero en vez de salir corriendo, mi instinto me hizo volver al lugar e intentar ayudar“, explica.
Lo que Chris se encontró en el vestíbulo del recinto fue una escena de pesadilla. “La gente estaba tirada por los suelos. Vi a una niña pequeña, no tenía piernas. La envolví en una de las camisetas de merchandising y le pregunté por sus padres. Ella me dijo que su padre estaba en el trabajo y que su madre estaba por allí. Yo creo que murió en el atentado“, recuerda con espanto.
Parker, que lleva un año viviendo en las calles de Manchester, también asegura que ayudó a una mujer de unos 60 años que murió en sus brazos. “Me dijo que había ido con su familia”.
Parker explica que en el suelo de la entrada del Manchester Arena estaba repleto de tuercas y tornillos de tamaño considerable, que debieron ser usado por el terrorista como metralla. “La gente tenía heridas tremendas, como agujeros en la espalda y en las piernas“.
Parker se encuentra en estado de shock y asegura que no ha parado de llorar en las últimas horas. “Lo pero es el olor que había y los gritos”. Entre tanto caos, él pudo actuar como un héroe.
Fuente: yahoo / MF
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