El histórico Cadillac descapotable adquirido en 1955 por el tres veces presidente argentino Juan Domingo Perón luce desde hoy radiante, tras una cuidada restauración, en el museo de la Casa Rosada, donde esta verdadera joya rodante podrá ser admirada por los argentinos.
El vehículo, considerado de lujo en su época y testigo de seis décadas de convulsionada historia argentina, fue presentado hoy como nueva pieza de exhibición permanente del museo contiguo a la sede del Gobierno argentino.
"El pueblo argentino está recuperando algo muy valioso de un momento fundamental de nuestra historia", destacó en el acto el secretario general de la Presidencia argentina, Fernando de Andreis.
El auto fue restaurado por la Fundación Museo del Automóvil, con la colaboración voluntaria de casi medio centenar de especialistas, un trabajo costoso y meticuloso que fue realizado sin coste alguno para el Estado.
"Es el auto más importante que tiene el país", aseguró el presidente de la Fundación Museo del Automóvil, Luis Spadafora, para quien se trata de una "pieza cargada de historia como pocos autos en el mundo".
En el acto, Spadafora pidió al Gobierno que, además de ser exhibido, el Cadillac Serie 62 Coupé Convertible vuelva a ser usado por la Presidencia ya que ahora está en prefecto estado de uso, sólo tiene 18.000 kilómetros rodados y "cuando está en movimiento es una obra de arte dinámica".
Además pidió que sea declarado patrimonio nacional para evitar que un día termine fuera del país en manos coleccionistas.
Perón compró el auto fabricado por la estadounidense General Motors a mediados de 1955, durante su segundo mandato presidencial, pero el líder político nunca pudo cumplir el sueño de subirse al lujoso vehículo pues en septiembre de ese año, antes de concretarse la entrega, fue derrocado y tuvo que partir hacia el exilio.
En declaraciones a Efe, Spadafora señaló que Perón sí tuvo años después, durante su tercera Presidencia (1973-1974), la oportunidad de usarlo, pero no lo hizo y, en cambio, utilizó un Rambler y un Ford blindados "porque en ese momento se pensaba que era bueno mostrar autos de fabricación nacional".
"A todos nos hubiera gustado que Perón alguna vez se hubiera subido a este auto. Este auto se llama así, el pueblo ya lo bautizó: es el Cadillac de Perón", aseveró.
El Cadillac sí fue utilizado por presidentes constitucionales, como Arturo Frondizi, Arturo Illia, Raúl Alfonsín o Carlos Menem, pero también por dictadores, como Jorge Rafael Videla, además de personalidades extranjeras, como el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, y mandatarios como el estadounidense Dwight David Eisenhower y el francés Charles de Gaulle.
Uno de sus momentos estelares fue en 2006 cuando el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de visita en Argentina, se dio el gusto de manejarlo.
A mediados de 2016, Spadafora pudo ver de cerca el auto deteriorado y sin mantenimiento en uno de los garajes de la residencia presidencial de Olivos, a las afueras de Buenos Aires.
Entonces propuso una reparación "cosmética", pero, una vez en el taller, vio que era necesaria una restauración a fondo y logró la colaboración gratuita de amigos y empresas.
"Para todos los que amamos los autos clásicos el haber recuperado este auto es una satisfacción". aseguró.
El presidente Mauricio Macri no estuvo presente en el acto, pero le envió a Spadafora una carta por el "gran trabajo de restauración" y la "dedicación y entrega" de quienes colaboraron en la "desafiante tarea de poner en valor este objeto histórico y cultura" del patrimonio argentino.
Elegante, con su soberbio brillo original, el Cadillac de Perón ya es por fin una valorada joya de museo. EFE
EA
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