Tarek William Saab no tiene ninguna duda (o podría decirse modestia) en afirmar que los seis meses que han transcurrido desde su designación como Fiscal General por la Asamblea Nacional Constituyente han marcado un hito sobre cómo hacer justicia en Venezuela.
La reflexión la ha hecho en medio de una prolongada conversación en varias etapas y por distintos medios, desarrollada en los últimos días, en la que se han revelado detalles inéditos sobre el dirigente político, militante de los derechos humanos y poeta que ahora encabeza una inesperada cruzada anticorrupción como jefe del Ministerio Público en Venezuela.
“Hemos escalado a un hito superior y en seis meses se puede hablar de un antes y un después sobre cómo hacer justicia en Venezuela, particularmente tocando los poderes trasnacionales de la economía que lavan los dólares de la corrupción,” explica.
Y agrega que la actuación ha llegado al escalón más alto que es la corrupción petrolera y ofrece los números: más de 80 gerentes petroleros presos, incluyendo dos exministros del sector que también fueron presidentes de PDVSA.
Durante el intercambio cuenta y habla de experiencias y relaciones de hace décadas y que hoy parecen confluir nuevamente, magnificadas por hechos delictivos cuya investigación y sanción ahora están a su cargo.
En ese contexto se debe entender su militancia y su relación con los dirigentes y activistas históricos del PRV, organización fundada por el mítico guerrillero Douglas Bravo en 1966, y donde también confluían, por ejemplo, Diego Salazar Luongo, padre del protagonista de un esquema de legitimación de capitales de categoría mundial, que está preso y procesado en Caracas.
O el propio Rafael Ramírez Carreño, el todoopoderoso exministro de Petróleo por más de una década, a quien prácticamente no recuerda durante su estadía en Mérida a principios de los años 80. Y no duda en tacharlo como alguien nulo en el movimiento estudiantil de la época.
Si se optara por una aproximación meramente cronológica habría que comenzar por decir que Saab es hijo de un inmigrante libanes, Nemer, quien llegó a esta parte del mundo tras un hermano mayor, Hussein, que se había establecido en la isla de Curazao, frente a las costas venezolanas. La madre, Alia, oriunda del mismo lugar pero mucho menor, vendría después tras su matrimonio en 1960.
La guerra, en los años 40, seguramente fue la motivación de ese movimiento humano que llenó de almacenes de enseres domésticos a las ciudades provincia de Venezuela, cuyos propietarios no tenían reparo en vender sus mercancías a crédito a gente muy pobre que pagaba en mínima cuotas semanales.
Tarek recuerda que esa tarea la hacía su padre los días sábados, desde el Almacen Río, el negocio que pudo fundar en El Tigre a finales de la cuarta década del siglo pasado, en el sur del estado Anzoátegui, donde finalmente se estableció. Ese día le correspondía, quizá por ser el mayor de los varones (es el segundo cronológicamente) quedar encargado del comercio mientras Nemer recorría las zonas populares del pueblo en procura de los “fiados”.
El Tigre, además de ser su lugar de nacimiento (recibido por una enfermera-partera de origen trinitario en la propia casa familiar) fue el ámbito de sus inicios en la política. De la mano del frente juvenil del PRV se convirtió en dirigente estudiantil de los adolescentes de los tres centros de educación secundaria de la pequeña ciudad.
El período más candente lo ubica con precisión entre 1977 y 1980, cuando impulsaba, al frente del centro de estudiantes del liceo Briceño Méndez (donde ganó dos veces consecutivas las elecciones estudiantiles) luchas reivindicativas, como mejoras de la infraestructura, propias de las instituciones educativas en la época. Coordinaban con los otros dos centros secundarios locales (el ciclo básico Alberto Carnevali y el liceo Rafael Revenga) y realizaban manifestaciones de magnitudes considerables al punto que en varias ocasiones debió intervenir la Guardia Nacional para reprimir la protesta.
También algunas de las acciones de calle estaban marcadas por el apoyo a los procesos de lucha politica en Centroamérica, con especial enfásis en la solidaridad con la Revolución Sandinista, que logró el derrocamiento de Anastasio Somoza en julio de 1979.
Asimismo esos mismos años, la conexión con Ruptura (una especie de movimiento legal del clandestino PRV), lo llevó a participar en actividades de apoyo a los presos políticos de esa organización y dió inicio a su rol de activista de derechos humanos que lo ha caracterizado por el resto de su vida.
Además el mismo fue directamente objeto de acciones represivas y su padre fue citado varias veces por la Disip (policía política) y amenazado incluso con ser expulsado del país, apelando a su condición de extranjero, por las acciones del hijo.
El paisaje andino
El prolongado paso de Saab por el PRV sin duda lo define y lo conecta con una izquierda que preservó un mismo liderazgo (el de Douglas Bravo), un núcleo orgánico, una cultura de lucha y una flexibilidad táctica que aseguró su sobrevivencia más allá de la década de 1990.
Quizá lo que no pudo sobrevivir fue a la fuerza telúrica del chavismo. Sin embargo, es probable que el propio surgimiennto del chavismo haya sido determinado y dibujado en sus detalles por el PRV.
A tal punto que el propio comandante Hugo Chávez, cuando era capitán, llegó a integrar el comite central del PRV, en un conttexto en el que uno de los centros de acción de esa organización estaba en las fuerzas armadas, revela y/o confirma Saab.
El enlace con Chávez se genera a través de su hermano mayor, Adán, quien era miembro del PRV y docente en la Universidad de Los Andes (ULA),, ubicada en Mérida, en la región andina de Venezuela.
En los Andes y especificamente en Mérida el PRV había concentrado a una parte de sus más destacados cuadros y donde había desarrollado un ambicioso trabajo político. De allí que el objetivo de trasladarse a la capital andina por parte de Tarek, tras culminar su bachillerato, tenía como propósito cumplir un sueño de lucha revolucionaria, más que ir a estudiar Filosofía y Letras, como lo había declarado formalmente a familiares y allegados.
“Mérida era como el mayo francés parisino” precisa al tiempo que explica el impacto que lo que ocurría en la capital andina tenía sobre la política nacional.
En los Andes y especificamente en Mérida el PRV había concentrado a una parte de sus más destacados cuadros y donde había desarrollado un ambicioso trabajo político. De allí que el objetivo de trasladarse al tiempo que explica el impacto que tenÍa lo que pasara en la ciudad sobre la politica nacional.
Allá fue recibido como un “prócer” por la dirección del partido que le reconocía sus logros como dirigente estudiantil de educación media.
En Mérida, a dónde llegó sin tener su ingreso asegurado, la actividad política y vital de Saab se concentró en la lucha por cupos universitarios a traves de un activo comité de bachilleres sin cupo que entre finales de 1981 y mediados de 1982 pudo consolidar como logro el ingreso de 1 mil500 jóvenes a las distintas escuelas de la universidad.
En Mérida es donde conoce personalmente a Douglas Bravo, quien en 1979 se había reincorporado a la vida política abierta tras un indulto recibido por el presidente socialcristiano Luis Herrera Campins, en el marco de una política de pacificación de los factores de la izquierda radical. Ya para esa época existían nexos directos con figuras como Argelia Melet (esposa entonces de Bravo) y con Kleber Ramírez Rojas (quien redactó los primeros decretos que Chávez dictaría de haber triunfado la rebelión del 4F). Melet le hizo a finales de los 70 una entrevista a página completa que se publicó en el periódico de Ruptura.
De esa época es el apodo “Kabul”, que supuestamente usaba Saan como seudónimo, según la versión compartida por el exministro Rafael Ramírez, en fecha reciente, en el contexto de su respuesta ante las investigaciones por hechos de corrupción adelantadas por el MP.
En realidad fue Alberto “Toby” Valderrama, dirigente del PRV y docente en la ULA, quien se lo enrrostro como broma luego de un acalorado discurso de Tarek con motivo de una protesta callejera contra la “invasión” de Afganistan, cuya capital es Kabul, por parte de la extinta Unión Soviética. Valga acotar que el PRV cuestionaba tanto el imperialismo estadounidense como el llamado “socialimperialismo” soviético.
A Valderrama lo recuerda y reconoce con afecto y califica de amistad la relación que con el sostuvo. A pesar del rol que ha tenido al menos en la última década como una especie de gurú ideológico e intelectual de Rafael Ramírez y de parte del sustrato discursivo de los ataques dirigidos por éste último en su contra.
En contrapartida dice Saab que Ramírez “era un invisible en las luchas estudiantiles” y no tuvo ningún protagonismo “ni siquiera menor”. Citado textualmente: “Su paso en la ULA como militante revolucionario fue sin pena ni gloria”
Tarek revela que su intención de ir estudiar Filosofía y Letras en Mérida era convertirse en un mejor pobeta. Ya desde adolescente escribía y publicaba en medios como el diario Antorcha de El Tigre. Sin embargo lo que encontró en las aulas de la ULA lo decepcionó por completo y ante la certeza de que más bien esa formación lo quemaría como escritor, decidió regresar a la casa familiar en 1983.
De Mérida, sin embargo, reivindica “el amor al paisaje”, los recorridos por el Páramo. Sabe y lo dice, que la ciudad y la región fue fundamental y en sus vivencias y en su formación.
“Ese paisaje asombroso, inédito, para los ojos de cualquier ser humano siempre me ha conmovido y me conmoverá”, remata sobre el tema.
NOTA EN DESARROLLO
De Los Tablazos – La Tabla Aserradero de Datos
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