La ciudad amurallada de Elvas, que domina las sureñas llanuras portuguesas de El Alentejo, cerca de España, queda fuera de los circuitos turísticos. Un grupo privado quiere cambiar su suerte transformando un antiguo tribunal militar en hotel de lujo. En el corazón de esta ciudadela con forma de estrella, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco, decenas de obreros se afanan en renovar una imponente construcción del siglo XVII.
El edificio fue un convento y un tribunal militar antes de acabar en ruinas. De aquí al año que viene recuperará su aspecto original y acogerá un hotel de lujo con 80 habitaciones.
"Estamos convencidos que con un hotel de calidad conseguiremos que los turistas se detengan en Elvas", afirma Jorge Rebelo de Almeida, el presidente del segundo grupo hotelero portugués, Vila Galé, que obtuvo la licitación de renovación y explotación.
En Portugal, el turismo es el principal motor económico. El país apuesta por la cesión del patrimonio histórico a grupos privados para diversificar la oferta y atraer a visitantes.
El gobierno socialista incluyó a Elvas en el programa "Revive" (revivir), que confiará la gestión de una treintena de lugares excepcionales a grupos privados por una duración de hasta 50 años.
El convento de Santa Clara en el norte, el cuartel de Graça en Lisboa o el fuerte de Sao Roque en el sur son algunos de los 33 lugares que serán renovados y muchos de ellos transformados en hoteles.
- Oferta diversificada -
"Estoy convencido de que el futuro del turismo pasará por hoteles que propongan una oferta diversificada", afirma el director de Vila Galé, cuyo volumen de negocio progresó 13% en 2017, a 173 millones de euros.
Cada vez más turistas eligen Portugal como destino de vacaciones, principalmente en primavera y otoño. Son sobre todo británicos, pero también alemanes, españoles, franceses y estadounidenses.
Tienen predilección por Lisboa, con sus monumentos testigo de las epopeyas de los grandes descubrimientos, y los viñedos de la región de Oporto en el norte, declarado Patrimonio Mundial, así como por las playas del Algarve, en el sur, con sus acantilados esculpidos por la erosión.
"Queremos salir de estos destinos tradicionales" y "extender la actividad turística a lo largo del año", declaró a la AFP Ana Mendes Godinho, secretaria de Estado de Turismo.
El objetivo: capitalizar el turismo. Este sector, que representa el 12,5% del PIB, se ha convertido en el principal generador de empleo en un país que sale de la crisis económica tras un plan de rescate de la Unión Europea.
Con más de 20 millones de visitantes en 2017, 57,5 millones de noches de hotel e ingresos en alza a más de 14.000 millones de euros, el turismo permitió la creación de unos 53.000 nuevos empleos el año pasado en Portugal.
- Un año récord –
Estos excelentes resultados muestran que "el sector del turismo puede crecer todavía mucho en Portugal", afirma la secretaria de Estado portuguesa.
Los profesionales del sector son optimistas para 2018.
"Con las reservas que ya tenemos, prevemos que este año será mejor que 2017", estimó Raul Martins, el presidente de la Asociación Hotelera de Portugal (AHP), que reúne a más de 60% de los establecimientos.
Pestana, el principal grupo hotelero portugués, comparte este optimismo. "Portugal vive un momento de euforia", se congratula José Roquette, director de desarrollo del grupo que explota las Pousadas de Portugal, una red de monumentos históricos convertidos en hoteles.
A medio camino entre Lisboa y Oporto, en la ciudad medieval de Obidos, Pestana agrandará este año su hotel situado en el castillo para duplicar su capacidad, de 19 a 47 habitaciones, y hacer frente a la demanda.
Nuno Godinho, que gestiona el hotel más antiguo del grupo, está satisfecho. Rodeada de un cinturón de murallas almenadas, "Obidos es conocida ahora como el pequeño rincón medieval de Portugal".
AFP/ MF
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