"Estaba bebiendo con Jim Morrison y Jimi Hendrix, tratando de mantenerme al tanto de Keith Moon que estaba totalmente ebrio, todos ellos murieron a los 27 años", dijo el cantante,
En cierto momento, Cooper percibió que tendría que dejar de beber o morir. Después que los médicos lo diagnosticaron como un "alcohólico clásico", él pasó a buscar fuerzas en Dios para no volver a beber.
"Mi esposa y yo somos cristianos. Mi padre era pastor, mi abuelo fue evangelista. Yo crecí en la iglesia, aunque me descarrié tanto que casi morí pero después volví a la iglesia", cuenta el artista de 70 años.
Cooper está casado desde 1976 y hace hincapié en que nunca ha sido infiel. Él reveló que lee la Biblia diariamente y va a la iglesia todos los domingos. Lleno de orgullo, el cantante afirmó que ninguno de sus tres hijos tuvieron problemas con drogas o alcohol.
El artista continúa en la carrera del rock y cree que “no hay nada en el cristianismo” que condene su trabajo. “La gente tiene una visión muy distorsionada del cristianismo. Creen que todo es muy preciso, nunca hacemos nada mal, estamos orando todo el día y somos de derecha. No tiene nada que ver con eso. Tiene que ver con una relación individual con Jesucristo", argumenta.
En un esfuerzo por seguir la voluntad de Dios, Alice hizo algunos ajustes en su música. Algunos de sus repertorios más antiguos ya no se ejecutan, especialmente canciones que promueven promiscuidad o incentivo al alcohol.
Hoy, el rockero escribe canciones que son influenciadas por el contenido de su fe. “Tengo mucho cuidado con las letras, intento escribir canciones que son igualmente buenas, pero con un mensaje mejor", dijo.
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