¡Ay, el enamoramiento! Ese momento en el que las mariposas campan a sus anchas en nuestro estómago, cuando no queremos comer ni dormir, cuando por fin sentimos que hemos encontrado ¡a la persona correcta!
Ese amor incipiente es algo muy bonito, algo que hace que estemos como flotando, a ras de suelo, con ganas únicamente de estar con nuestra recién estrenada pareja. El enamoramiento dura poco, pero durante esos momentos, las personas que lo han experimentado saben que creen que nunca habían estado vivos antes, que esto es lo único que importa.
Sin embargo, como todo en esta vida, tiene fecha de caducidad, y el amor evoluciona y se transforma para dar lugar a otro tipo de etapas en pareja igualmente bonitas y especiales.
El enamoramiento puede durar más o menos dependiendo de la pareja, pero científicamente los datos apuntan a menos de un año, entre ocho meses y diez. Realmente, ninguna persona aguantaría ese cóctel de hormonas tan fuerte en su interior durante toda la vida que esté con esa pareja. La sensación de no querer estar con nadie más, -incluidos amigos, familia, compañeros-, únicamente dura unos meses, hasta que la pareja reacciona y por fin pone los pies en el suelo.
El problema que tiene el enamoramiento es que si uno de los dos lo supera antes que el otro, esto puede llegar a convertirse en una posible crisis de pareja. De pronto, uno de los dos empieza a hacer más planes fuera de la pareja, sigue enamorado pero ya no tiene ese ‘subidón’, y de pronto, vuelve a su vida normal. Por eso, si acabas de iniciar una relación y los dos sentís esas mariposas ¡disfrútalas!
Siempre siendo consciente de que eso se acabará -afortunadamente- y dejarás de tener la mente nublada para pasar a ser una persona normal de nuevo.
Fuente: Nosotras
RA
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