Al menos 2,5 millones de personas recurrieron en 2016 a traficantes para entrar de forma irregular en otro país, lo que reportó a las redes criminales ingresos de unos 7.000 millones de dólares, informó hoy Naciones Unidas en un informe.
Estos datos los recoge el llamado "estudio global del tráfico de migrantes", publicado hoy en Viena por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), con datos de los años 2016 y 2017.
"Este crimen trasnacional se aprovecha de los más vulnerables entre los vulnerables", declaró hoy Jean-Luc Lemahieu, director de análisis de la ONUDD.
"Es un crimen global que requiere una acción global", agregó el experto belga en la presentación del informe ante delegados de los países miembro de esta oficina de Naciones Unidas.
Además del peligro de morir en el camino, el estudio de la ONUDD subraya que quienes recurren a estas redes pueden padecer violencia, violaciones, robos, secuestros, extorsiones o, incluso, caer en mafias que los esclavizan laboral o sexualmente.
El tráfico de migrantes se da en todas las regiones del mundo y generó ingresos para los contrabandistas -unos 7.000 millones- equivalentes a lo que destinaron a ayuda humanitaria Estados Unidos o el conjunto de la Unión Europea (UE) en 2016.
La demanda de los servicios de los traficantes es particularmente alta entre refugiados, que, por falta de otros medios, recurren a ellos para llegar a un destino seguro y huir de zonas de conflicto.
El tráfico de personas es, según la definición de la ONU, facilitar la entrada irregular de una persona en un Estado del cual no es nacional o residente a cambio de beneficios económicos.
El estudio destaca que la mayoría de la población mundial vive en su país de origen, pero la población migrante ha aumentado en las dos últimas décadas: si en el año 2000 eran 173 millones en 2017 ya ascendía a 258 millones.
La escasez de canales legales para intentar residir en otro país o los altos costes de la emigración regular impulsan a muchas personas a recurrir a redes criminales, explica el estudio.
En 2017, según el informe, se documentó la muerte de casi 6.200 migrantes en su viaje hacia otro país y, de ellos, el 58 % falleció ahogado durante travesías marítimas.
Otro 19 % murió debido a las duras condiciones meteorológicas o por enfermedades, un 8 % en accidentes en vías terrestres y otro 6 % en homicidios.
"El asesinato deliberado (de migrantes) se registra en la mayoría de las rutas de contrabando", afirma el informe, sin entrar en más detalles.
La ONUDD señala que estas cifras "son solo la punta del iceberg", ya que "es probable que muchas muertes de migrantes no sean documentadas, sobe todo en rutas marítimas no vigiladas, así como en tramos terrestres remotos o inhóspitos".
El Mediterráneo es la zona más letal, con alrededor de la mitad de los muertos que se registran en el mundo cada año.
La primera ruta migratoria por número de personas es la vía terrestre hacia EEUU, con unas 800.000 personas en 2016, seguida por la que lleva en el sudeste de Asia hacia Tailandia (550.000), la que conecta el África subsahariana con el Magreb (480.000) y la del Mediterráneo (375.000).
La ruta que más dinero genera para las redes criminales es la de Norteamérica, con alrededor de 4.000 millones de dólares, mientras que en el Mediterráneo obtienen unos 550 millones.
Según el documento, la mayoría de las personas que recurren a traficantes son hombres jóvenes, aunque en algunas rutas del sudeste de Asia la presencia de mujeres es muy elevada.
En cualquier caso, recalca el estudio, las circunstancias varían mucho, así, por ejemplo, en el caso de los refugiados sirios se contabilizan muchas familias, algo inusual en otras rutas.
Los traficantes ofrecen transporte, guía, alojamientos, contactos y si es necesario documentos falsos o matrimonios concertados, y dependiendo de la dificultad de la ruta el precio varía desde decenas a miles de dólares.
En algunas partes del mundo, señala el estudio, las redes de contrabando tienen vínculos con organizaciones criminales a las que pagan un "paso seguro", como es el caso a lo largo de la frontera entre México y EEUU.
El informe de la ONU asegura que reforzar los controles fronterizos tan solo cambia las rutas y no disminuye el número total de personas que recurren a traficantes.
"Las medidas de control fronterizo más estrictas a menudo aumentan los riesgos para los migrantes y brindan más oportunidades para obtener ganancias a los contrabandistas", sostiene el informe.
En sus conclusiones, la ONUDD considera que la forma de reducir la demanda de traficantes que ponen en peligro la vida de miles de personas es ofrecer más canales regulares de migración en campos de refugiados y países de origen.
También se demanda concienciar a los migrantes sobre las falsas promesas de los traficantes, ya que muchos recurren al engaño y minimizan los riesgos de la travesía para atraer clientes. EFE / RA
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