El Síndrome de Tourette es un trastorno neurológico qué se caracteriza por tics motores y sonidos vocales que perduran durante más de un año.
Generalmente los síntomas son movimientos involuntarios de la cara, los brazos, los miembros o el tronco. Son frecuentes repetitivos y rápidos.
Los tics vocales incluyen emitir palabras o frases, aclarar la garganta, resoplidos o gruñidos.
Los tics empeoran cuando la persona padece de ansiedad y se atenúan durante las actividades que requieren concentración. Las experiencias físicas pueden provocar tics o aumentarlos.
El trastorno lleva el nombre del doctor Georges Gilles de la Tourette, neurólogo pionero francés, quien en 1885 diagnosticó la enfermedad a una noble francesa de 86 años.
Causas del síndrome de Tourette
Aunque las causas son desconocidas, las investigaciones actuales revelan la experiencia de anormalidades en ciertas regiones del cerebro:
Ganglios basales
Lóbulos frontales
Corteza cerebral cerebral.
El problema ocurre en los circuitos que hacen la interconexión entre estas regiones y los neurotransmisores como dopamina, serotonina y norepinefrina.
Nuevos estudios aclaran sobre una posibilidad en la existencia de una relación con la sensibilidad al gluten. Evidencias preliminares sugieren que niños con este problema reaccionan ante el gluten de la dieta, provocando empeoramiento de los síntomas.
¿A quiénes afecta este síndrome?
Afecta los niños entre 5 a 18 años, encontrarlo en la edad adulta es una rareza. Este síndrome no afecta negativamente a la inteligencia o a la esperanza de vida. Los varones lo sufren 3 o 4 veces más que las mujeres.
A pesar de que los síntomas oscilan entre leves hasta muy severos, en la mayoría de los casos son moderados.
Tratamiento para el síndrome de Tourette
Si bien no hay una cura determinada, existen tratamientos para ayudar a controlar los tics causados por la afección. Muchas personas no interrumpen sus actividades diarias por lo tanto no necesitan un tratamiento.
Existen medicamentos para los casos en que los tic sean dolorosos, causen lesiones o interfieran en las actividades de la vida cotidiana, la vida social o causen estrés y ansiedad.
La terapia conductual es un tratamiento que enseña diferentes maneras de controlar los tics y ayuda a reducir el número, la gravedad y el impacto.
La terapia psicológica y de relajación. Se pueden tratar los síntomas mediante ejercicios de respiración, tratamiento que aumenta las dosis naturales de los neurotransmisores, normalizando el flujo sanguíneo en calidad y cantidad en las zonas del cerebro responsables de los reflejos involuntarios.
Ante cualquier duda o consulta relacionada, recomendamos acudir a tu médico de confianza o
especialista.
Fuente: Nosotras
ST
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