La República Democrática del Congo (RDC) comenzó hoy el despliegue médico para hacer frente a su segundo brote de ébola en un año, declarado ayer en Mangina, una localidad del noreste del país cercana a la frontera con Uganda.
Tan sólo ocho días después de que el ministro congoleño de Sanidad, Oly Ilunga, anunciase el fin del brote en la provincia de Ecuador (noroeste), tuvo que declarar este miércoles uno nuevo en la provincia de Kivu del Norte, una de las más afectadas por los conflictos en el país.
"Aunque no esperábamos tener que hacer frente a la décima epidemia (en la historia del país) tan pronto, la detección del virus es un indicador del buen funcionamiento del sistema de control establecido", dijo el ministro, al agregar que no hay indicación de que los dos brotes estén vinculados.
Un equipo de doce expertos del Ministerio de Sanidad congoleño, compuesto por técnicos de laboratorio, epidemiólogos, psicólogos clínicos y médicos, llegó hoy a la zona para empezar a hacer frente a la epidemia y comenzar a instalar laboratorios móviles.
"El ébola es una amenaza constante en la RDC", recordó, tras el anuncio oficial, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhananom Ghebreyesus, en su cuenta de Twitter, al recordar que esta enfermedad es endémica en el mismo país que la vio nacer en 1976.
Tedros aseguró que "combatirán este (brote) como lo hicieron con el anterior", y que ya han comenzado a movilizar a personal y suministros al área afectada.
Hasta el momento, se han contabilizado 26 casos de fiebre hemorrágica y 20 muertes, aunque solo se han podido analizar seis muestras, de las que cuatro han resultado positivas por ébola, según los datos del Gobierno.
Los casos, sin embargo, se podrían remontar hasta el mes de abril, cuando el centro de salud de Mangina comenzó a atender a los primeros pacientes de una "enfermedad desconocida".
"Al principio pensamos que era cosa de brujería, pero al cabo del tiempo vimos que era una enfermedad que tenía dos factores comunes: hemorragia nasal y vómito hemorrágico", declaró el médico Alain Musondolya, antes de que el Gobierno anunciase la enfermedad, al portal de noticias Actualité.
Tras confirmarse que se trata de un brote de ébola, las alarmas se han disparado en la región, que ya sufre muchos movimientos de personas por la violencia de diferentes grupos armados.
"Efectivamente, la población ha comenzado a huir no sólo a Uganda, sino a otros territorios colindantes", dijo hoy a Efe el portavoz del gobernador regional, Hope Sabini, que pidió que se tomen medidas para limitar los movimientos de personas con el fin de evitar la propagación de la enfermedad.
"El Gobierno no ha tomado ninguna medida que sea consecuente, por eso la gente quiere marcharse de la zona y refugiarse en otros lugares", añadió Sabini.
Para atajar este brote, que es la primera vez que se declara en una zona tan oriental de la RDC, también va a colaborar la misión de la ONU en el país, la Monusco.
"Vamos a dar sobre todo asistencia logística y, si es necesario, también aportaremos apoyo en materia de seguridad", comentó hoy el representante especial adjunto al secretario general de la ONU, David Gressly, a Actualité.
Nadie se ha pronunciado aún sobre si en este nuevo brote se usará la vacuna experimental rVSV-ZEBOV, probada ya en Guinea Conakry tras la epidemia de 2014-2016 y que ha servido para contener la última epidemia en la provincia de Ecuador.
En Ecuador, desde que se declaró el brote, el pasado 8 de mayo, y hasta su final este 24 de julio, se contabilizaron 54 casos totales (38 confirmados y otros 16 probables), de los cuales 33 pacientes fallecieron (17 confirmados) y 21 sobrevivieron.
La comunidad internacional reaccionó con júbilo cuando se llegó al final de aquella epidemia, pero la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) advirtió de la necesidad de prepararse para prevenir nuevos episodios de ébola, endémico en la RDC debido a sus ecosistemas de selva ecuatorial.
La enfermedad se transmite por contacto directo con la sangre y fluidos corporales de personas o animales infectados, causa hemorragias graves y alcanza una tasa de mortalidad del 90 %.
Sus primeros síntomas son fiebre repentina y alta, debilidad intensa y dolor muscular, de cabeza y de garganta, además de vómitos.
La peor epidemia de ébola conocida se declaró en marzo de 2014, con los primeros casos que se remontan a diciembre de 2013 en Guinea Conakry, desde donde se expandió a Sierra Leona y Liberia.
La OMS marcó el fin de esa epidemia en enero de 2016, después de registrarse 11.300 muertes y más de 28.500 casos, aunque la agencia de la ONU ha admitido que estas cifras pueden ser conservadoras. EFE
ST
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