Odebrecht defendió hoy en Buenos Aires la política que lleva adelante para evitar comportamientos antiéticos entre sus empleados, como parte de su proceso de transformación tras afrontar el escándalo del Lava Jato, y se mostró "esperanzada" con las políticas anticorrupción de Jair Bolsonaro.
"No es posible construir el futuro si el pasado no es reconciliado", reconoció en un encuentro con medios Olga Pontes, responsable de la Política de Conformidad de la constructora brasileña.
Tras verse salpicada en el escándalo de corrupción brasileño del Lava Jato en 2014 -que afectó a importantes figuras de la política y a grandes empresas brasileñas y extranjeras- Odebrecht, con negocio en multitud de países, firmó en 2016 acuerdos de colaboración con el Ministerio Publico de Brasil y el Departamento de Justicia de EE.UU.
Luego de reconocer haber pagado sobornos a funcionarios públicos e intermediarios en 12 países para acceder a licitaciones, la compañía inició una renovación de su Consejo de Administración -en el que incluyó miembros independientes ajenos a la familia Odebrecht- y estableció una "política de conformidad" que marca medidas disciplinarias para aplicar en casos de prácticas corruptas.
"Entender lo que la sociedad espera de Odebrecht es muy importante para nosotros. Todo lo que estamos haciendo es de forma muy asesorada", remarcó Pontes sobre el compromiso de desarrollar una "actuación ética, íntegra y transparente" después de la crisis de reputación que el Lava Jato desencadenó en la empresa.
Hasta 2019, la constructora se está sometiendo a un monitoreo de la Justicia de Estados Unidos, que es exhaustivo pero "fortalecerá" la compañía y que según la responsable de la política de conformidad se está encarando no "como una penalidad", sino como algo beneficioso.
"Vamos a abrazar las recomendaciones", añadió.
Consultada por cómo toma la empresa la llegada de Jair Bolsonaro a la Presidencia brasileña, en enero próximo, Pontes fue tajante.
"Odebrecht está en una lucha muy intensa para combatir la corrupción en todas las formas. Estamos seguros de que un presidente que está para combatir la corrupción es un presidente que está en la misma línea de nosotros", remarcó, para aplaudir la elección del Sergio Moro -juez del Lava Jato- como nuevo ministro de Justicia.
"No es porque es Bolsonaro. Es porque Bolsonaro está con la bandera de combatir la corrupción en las empresas, los empresarios y la sociedad. No es solamente Bolsonaro, es las ideas que él defiende", añadió Pontes, que se mostró esperanzada y optimista ante el nuevo escenario político.
Asimismo, tanto ella como Paulo Levita, director de Administración y Finanzas de Odebrecht Ingeniería & Construcción, abogaron por que la empresa pueda llegar a un acuerdo de colaboración con las autoridades políticas y judiciales del país austral, como ya lo hicieron en otros sitios, para poder costear una responsabilidad civil y seguir trabajando.
En julio de 2017, ya con Mauricio Macri como presidente, la compañía fue suspendida durante un año del registro de constructores y ahora está haciendo gestiones para volver.
Hasta ahora, Argentina, Angola y Venezuela son los únicos países en los que Odebrecht no ha podido llegar a un acuerdo de esas características.
Los casos que implican en Argentina a Odebrecht y a sus socias locales son la concesión de un proyecto de ampliación de gasoductos, otro para ampliar el ferrocarril Sarmiento de Buenos Aires y contrataciones realizadas por la empresa estatal Agua y Saneamientos Argentinos (AySA).
Todos son proyectos iniciados durante los Gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (2007-2015).
EFE/OS
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