El Gobierno chino afirmó hoy que ha detenido a 12.995 terroristas desde 2014 en la conflictiva región noroccidental de Xinjiang, donde organizaciones pro derechos humanos denuncian que cerca de un millón de musulmanes se encuentran recluidos en campos de internamiento.
El Consejo de Estado (Ejecutivo) publicó hoy un libro blanco titulado 'La lucha contra el terrorismo y el extremismo y la protección de los derechos humanos en Xinjiang', en el que apunta que en este último lustro "se han desarticulado 1.588 grupos violentos y terroristas e incautado 2.052 artefactos explosivos".
Asimismo, "se ha castigado a 30.645 personas por 4.858 actividades religiosas ilegales, y confiscado 345.229 copias de material religioso ilegal".
"Estadísticas incompletas muestran que, desde 1990 hasta el final de 2016, las fuerzas separatistas, terroristas y extremistas han lanzado miles de ataques terroristas en Xinjiang, matando a un alto número de personas inocentes y a cientos de agentes de la Policía, causando también daños incalculables a las propiedades", indica.
En el documento, citado por la agencia de noticias oficial Xinhua, Pekín defiende que sus actuaciones se llevan a cabo "con arreglo a la ley" para "atacar todo tipo de actividades violentas y terroristas que infringen los derechos humanos, ponen en peligro la seguridad pública, menoscaban la unidad étnica y dividen al país".
No obstante, el Ejecutivo chino asevera que "protege y respeta plenamente los derechos civiles, incluida la libertad de creencia religiosa", y que sus acciones están dirigidas "a evitar que se extienda el extremismo y se incite al odio étnico (...) mediante la religión".
"Eso no es islam", sentencia.
El libro blanco agrega que China ha dado "la más alta prioridad" a las medidas preventivas contra un terrorismo "inhumano, antisocial y bárbaro" que "ha traído un enorme sufrimiento a todos los grupos étnicos de la región".
"Durante mucho tiempo, las fuerzas terroristas y extremistas han hecho de altavoz para las actividades separatistas al distorsionar, inventar y falsificar la historia de Xinjiang, exagerar las diferencias culturales entre grupos étnicos, instigar el aislamiento y el odio y promoviendo el extremismo religioso", apunta.
Respecto del secesionismo, China acusa a "fuerzas extranjeras 'antichinas'" de colaborar, desde la década de 1990, para proclamar la independencia del 'Turquestán Oriental' "a través de la yihad".
"Es indiscutible que Xinjiang es una parte inseparable del territorio chino. Las culturas étnicas de Xinjiang son una parte inseparable de la civilización china", indica, antes de explicar que los uigures, la etnia más populosa de la región, "nacieron de un largo proceso migratorio y de integración étnica".
"No son descendientes de los (pueblos) túrquicos", sostiene el texto.
Según informes de organizaciones internacionales de derechos humanos, durante los últimos años el Gobierno chino ha confinado en campos de "reeducación" a cerca de un millón de personas en Xinjiang, donde se encuentran asentadas las minorías chinas de confesión musulmana, entre las que la de los uigures es la más numerosa.
Mientras tanto, el Gobierno afirma que se trata de "centros vocacionales" donde "se aprenden habilidades acordes con las necesidades laborales" que serán útiles a los internos.
EFE / RA
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