El Gobierno francés anunció este lunes que no permitirá las manifestaciones de "chalecos amarillos" en la parisina avenida de los Campos Elíseos ni en otros lugares señalados si sospecha que pueden volver a repetirse los altercados y pillajes que se produjeron el pasado sábado.
Esas prohibiciones se aplicarán desde el momento en que se tenga conocimiento de "la presencia de militantes ultra" con voluntad de causar destrozos, explicó este lunes el primer ministro, Édouard Philippe, en una comparecencia flanqueado por los responsables de Interior, Christophe Castaner, y Justicia, Nicole Belloubet.
La prohibición se aplicará también a la plaza de Neuberg en Burdeos y a la del Capitolio en Toulouse, donde se han producido de forma repetida incidentes violentos durante los cuatro meses de protestas de los "chalecos amarillos".
Además, las fuerzas del orden tendrán más autonomía para actuar y procederán "a la dispersión inmediata" cuando haya concentraciones con elementos vandálicos, señaló Philippe, quien añadió que la Policía tendrá medios suplementarios, como drones e imágenes de vídeo, y que aumentarán las multas por participar en una manifestación prohibida.
Reconoció que la estrategia de mantenimiento del orden que se venía poniendo en práctica desde diciembre "no se aplicó correctamente" el pasado sábado en París y que "la movilidad y la reactividad de las fuerzas del orden (...) fallaron en la conducción de las operaciones".
Por eso también anunció la destitución del responsable de la Prefectura de Policía de la capital, Michel Delpuech, que había sido muy criticado, y que será sustituido por Didier Lallement, que ejercía esas responsabilidades en el departamento de Gironde, con capital en Burdeos.
Philippe hizo hincapié en que quienes acudieron a los Campos Elíseos ese día "no eran manifestantes, sino alborotadores" cuyo único objetivo era "saquear, robar, incendiar...".
De hecho, se esforzó en señalar que no confunde "a los violentos con la mayor parte de los 'chalecos amarillos', que ahora no se manifiestan", en alusión al descenso significativo de personas que salen a la calle en las convocatorias de cada sábado (32.300 este último, según el Ministerio del Interior).
Advirtió de que los que participan en esas manifestaciones se pueden convertir en "cómplices" de los violentos, y consideró que no es casual que este repunte de violencia se haya producido ahora, cuando el debate nacional lanzado por el presidente, Emmanuel Macron, en respuesta a los "chalecos amarillos" está siendo "un éxito".
Según la contabilidad de Philippe, 154 comercios en París sufrieron pillajes este sábado pasado y 27 resultaron destruidos. El más emblemático de todos fue el restaurante "Le Fouquet's", símbolo del lujo en París.
EFE / RA
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