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Masturbación, solución a problemas de sexualidad femenina

Remotamente alejada de ser una práctica sexual vergonzosa, como todavía es considerada por muchas personas, la masturbación es hoy parte de ciertas terapias prescritas por los sexólogos, ya que ayuda a la mujer a conocer su sexualidad, e incluso a superar problemas de frigidez o anorgasmia.

Masturbación, solución a problemas de sexualidad femenina

Lejos han quedado aquellos tiempos en los que se decía que la masturbación provocaba enfermedades nerviosas, tuberculosis, esterilidad, locura o ceguera; por el contrario, en la actualidad está científicamente demostrado que la masturbación es algo natural y muy recomendable, ya que cada orgasmo reduce estrés y ansiedad, pues el cuerpo libera endorfinas, hormonas que contribuyen a la relajación.

Particularmente cuando la mujer se masturba disminuye las molestias menstruales y combate la sequedad vaginal en el climaterio (se inicia con la última menstruación -menopausia- y con ella se da fin a la etapa reproductiva de la mujer y a la generación de hormonas llamadas estrógenos; son comunes síntomas como sudoración excesiva, oleadas de calor repentinas (bochornos), fatiga, depresión frecuente, así como carácter irritable y ansioso). Además, juega papel muy importante en la corrección de determinadas disfunciones sexuales, como frigidez (falta de apetito sexual).

En efecto, los sexólogos recomiendan para las mujeres que tienen dificultades para alcanzar un orgasmo que exploren su propio cuerpo, que descubran qué cosas les dan más placer y que lo disfruten mediante la masturbación. El siguiente paso es compartir con la pareja esas zonas erógenas descubiertas para que la contraparte sepa dónde tocar y cómo hacerlo, y de esa forma disfrutar plenamente la relación sexual.


¿Cómo?


El número de mujeres que se masturban es más alto de lo que imaginamos, y para llevarlo a cabo se acarician, frotan o presionan los órganos genitales y el clítoris acostadas, sentadas o de pie; otras prefieren la estimulación indirecta, acariciando el monte de Venus, los labios vaginales, o presionando sobre la zona; incluso, introduciendo un dedo en su vulva.

Los mismos sexólogos sugieren que el clítoris se acaricie de arriba hacia abajo, de adelante a atrás o mediante movimientos circulares suaves, siguiendo presión y ritmo que la sensibilidad permita. Lo indicado es comenzar lentamente para después ir más rápido y con mayor presión, comprobando qué es lo que más le gusta o lo que le molesta.

Hay que acotar que muchas mujeres mantienen el mismo ritmo hasta que llegan al orgasmo y otras se detienen poco antes de llegar al clímax para volver a comenzar. Relatan que lo consiguen cuando al sentir que están a punto de llegar al clímax, pegan los talones y aprietan las nalgas para que la presión sobre el ano sea mayor, o bien, contraen y relajan alternativamente los músculos de la vagina y el trasero para jugar con la intensidad y aumentar el placer.

Realizarlo de esta manera no tiene la finalidad de llegar al orgasmo sino saber controlarlo, consiguiendo alargar el acto cuanto se pueda, interrumpiendo las caricias en el momento preorgásmico y volviendo a empezar.

Indicación similar se sugiere al hombre que presenta eyaculación precoz, es decir, masturbarse, y al sentir que el orgasmo está cerca disminuir el ritmo o cortar de tajo y volver a autoestimularse, pues con esta medida es posible llegar a dominar la respuesta orgásmica.

Retomando la autosatisfacción femenina, es importante recordar que estimular de manera continua el clítoris puede ser doloroso, por lo que se deben alternar las caricias con otras zonas, o bien, se puede probar con tela o tejido entre los dedos y el diminuto órgano.

Algunas mujeres disfrutan al introducirse el dedo medio en la vagina, mientras que con los otros continúan estimulando los órganos sexuales por fuera. Ten en mente que el clítoris tiene un lado que normalmente es más sensible que el otro, el cual puedes aprovechar frotándolo por más tiempo.

Otra forma de sentir placer es poner el clítoris entre los dedos índice y pulgar, friccionando de un lado hacia el otro, utilizando lubricante, y, si puede, introduciendo un dildo (juguete sexual) en la vagina.

Las secreciones vaginales ayudan a acariciar el clítoris y los labios más fácilmente, pero también puede recurrirse al empleo de cremas lubricantes suaves (a base de agua) o, simplemente, mojarse el dedo con saliva.


¡Más intenso!

Las fantasías sexuales pueden jugar un papel muy importante en la masturbación; por ejemplo, revive una escena ardiente con tu pareja, imagina que haces el amor con un desconocido o recuerda la imagen de una película erótica, trucos que tienen la finalidad de excitarse antes y durante la masturbación.

Alcanzar el orgasmo mediante la masturbación puede llevarte unos cuantos minutos o prolongarse por mucho tiempo, lo cual dependerá del humor, estado físico (cansancio o estrés) y grado de excitación.

Una sugerencia más: el masaje en la ducha, es decir, dirige la regadera de mano o "de teléfono" directamente a donde inicia la vagina y luego al pubis, rozando el clítoris en cada pasada. Con la mano libre, ajusta la temperatura y presión del agua para mayor variedad de sensaciones; evita los chorros fuertes dentro de la vagina, ya que pueden causar resequedad vaginal.

Asimismo, durante el baño puedes recurrir a otra variante: recuéstate en la tina y con las piernas extendidas ubícate bajo la regadera fija o el grifo, el cual es más fácil de regular en intensidad y temperatura.

Una vez en la cama, haz un nudo en un extremo de la almohada y frótalo contra tu clítoris. Puedes hacer lo mismo utilizando los famosos vibradores, ya sean eléctricos o de baterías, los cuales incluso se emplean para la estimulación vaginal o anal. Con el mismo aparato puedes probar la penetración vaginal, tocando el clítoris ocasionalmente, mientras con la mano libre aprietas tus pezones.

Igualmente estimulantes resultan los llamados dildos o juguetes sexuales, los cuales pueden usarse en tantas posiciones como la imaginación lo permita. El empleo de éstos puede contribuir a mejorar la salud sexual, particularmente en las mujeres que por efecto del climaterio sufren adelgazamiento de las paredes de la vagina, pues se sabe que fortalecen los músculos de esta zona y relajan la tensión de los tejidos, con lo cual se contrarresta la vaginitis, condición en la que los músculos de esta parte de los genitales externos se tensan a tal grado que provocan dolor durante el coito.

Procura que tanto vibradores como dildos sean fabricados con material que garanticen que no se rompen fácilmente; los elaborados a partir de silicón son los más recomendables, pero también los más caros, sobre todo por ser un material flexible y no poroso que permite mejor limpieza. Para el uso de ambos aparatos resultan indispensables los lubricantes para evitar lesiones y extremar la higiene como medida preventiva de infecciones en la zona.

Sexólogos investigadores han hecho evidente que insertando un vibrador o dildo en la vagina se puede estimular el punto G, el cual ha sido previamente localizado con los dedos y después excitado con el empleo de los juguetes sexuales referidos.

Las sex shops (tiendas de objetos sexuales) ofrecen las llamadas bolas chinas o ben wa, que son fabricadas con metales muy livianos (como el acero quirúrgico) y de tamaño menor a una pelota de golf. La mujer las inserta en la vagina, en cuyo interior dan vueltas tras estímulos de los músculos de la zona, por ejemplo al caminar, produciendo sensaciones eróticas; muchas mujeres intensifican la sensación al introducir también los dedos, dildos o vibradores teniendo las esferas dentro.

Existe otra variante del mismo producto, que consiste en dos o más bolas unidas por una cuerda y que son introducidas en vagina o ano -después de ser lubricados-, dejando el extremo del cordón fuera. La intención es que al estar cerca del orgasmo se jale suavemente la cuerda y salga una por una las esferas, lo que incrementa el placer.

Hay quien asegura que entre 70 y 80% de las mujeres se masturba hasta lograr el orgasmo alguna vez en su vida, y que hay otras que no lo han hecho nunca. Muchas de quienes lo han intentado empiezan aproximadamente a los 20 años, o cuando ya han tendido relaciones sexuales, llegando incluso a combinarlas descubriendo nuevas formas de excitarse y de experimentar orgasmos múltiples.

La masturbación es una experiencia muy personal y privada, y muchas veces resulta tanto o más gratificante que una relación sexual plena.

No olvides consultar la sección especial de Salud

Fuente: saludymedicinas
YS

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