Nueva Zelanda presentó hoy cargos de asesinato contra el autor de la masacre de Christchurch y anunció una reforma de su ley de armas mientras intenta rehacerse tras sufrir el peor atentado de su historia.
Brenton Tarrant, australiano de 28 años, es el presunto responsable de los ataques a la mezquita de Al Noor, cerca el Jardín Botánico, y a la aledaña Linwood, que dejaron 49 muertos y casi medio centenar de heridos, entre ellos menores.
El sospechoso, quien al entrar al tribunal del distrito de Christchurch fuertemente custodiado hizo un gesto característico de los grupos supremacistas blancos (juntar los dedos pulgar e índice), deberá comparecer el próximo 5 de abril ante el Tribunal Superior.
"El hombre actualmente afronta un cargo de asesinato, pero obviamente formularemos otros más", dijo la primera ministra, Jacinda Ardern, en una rueda de prensa en Christchurch.
"Era su absoluta intención continuar con estos ataques" cuando fue detenido, añadió Ardern que ayer calificó la masacre como un "ataque terrorista".
La oficina de la primera ministra confirmó que recibió de Tarrant por correo electrónico una copia del manifiesto en el que éste exponía su ideología extremista y justificaba su acción, menos de 10 minutos antes de que iniciara su asalto a la primera mezquita.
Tarrant, quien retransmitió en vivo durante 17 minutos ese brutal ataque en el que recargaba los tambores de su arma semiautomática y acababa con sus víctimas sin piedad, es uno de los tres presuntos implicados en estos ataques islamófobos.
El exentrenador físico, quien había obtenido una licencia de armas en noviembre de 2017, tenía en su poder cinco armas, entre ellas dos semiautomáticas de estilo militar, con los que habría perpetrado los ataques.
Los otros dos sospechosos siguen bajo custodia mientras la policía investiga su implicación en el caso.
Ardern felicitó a los policías y servicios de emergencia que respondieron a la masacre, atendieron a las víctimas y desactivaron explosivos, especialmente a dos agentes que participaron en la detención del presunto sospechoso.
"Muchos de ustedes habrán visto las imágenes de la detención y solo puedo describirla como un acto de valentía en nombre de todos los neozelandeses", remarcó Ardern.
El comisionado de la Policía, Michael Bush, explicó a la prensa que las fuerzas de seguridad tardaron 36 minutos en arrestar al sospechoso tras la primera llamada de emergencia.
El jefe policial añadió que de momento no se busca a ningún otro sospechoso por los ataques aunque advirtió que "esto no significa que no los haya".
"No tengo información de los servicios de inteligencia sobre una inminente amenaza, pero no descartaría nunca nada en una situación como esta", subrayó el comisionado que reiteró que la policía no tenía fichado al atacante y aseguró que éste no tenía antecedentes
Bush destacó que la policía neozelandesa cuenta en la investigación con la colaboración de las agencias de seguridad e inteligencia de Australia.
Christchurch seguía hoy bajo un fuerte despliegue de seguridad, con las dos áreas de los ataques acordonadas, mientras las fuerzas de seguridad inspeccionaban la zona en busca de pruebas y las autoridades anunciaban una reforma legal para regular el uso de armas.
"Nuestras leyes de armas van a cambiar", aseguró Ardern, al explicar que tras los intentos para reformarlas en 2005, 2012 y 2017 "ahora es el momento de hacerlo".
La primera ministra prometió una "rápida respuesta" de su gobierno y aseguró que la prohibición de posesión de armas semiautomáticas es "sin duda una de las cuestiones que considero con efecto inmediato".
Actualmente, para poseer armas en Nueva Zelanda hay que tener más de 16 años y pasar los controles policiales, según el portal GunPolicy.org.
El actual sistema permite a las autoridades conocer quiénes son los propietarios de armas pero no el número de armas que poseen ni sus características.
Ardern también dijo que estudiará cómo reforzar el control de fronteras y la coordinación en el intercambio de información con Australia.
Mientras tanto, los médicos siguieron atendiendo a los 39 heridos que siguen ingresados, once de ellos en la unidad de cuidados intensivos, incluido un menor de dos años.
La primera ministra, que durante la jornada visitó a heridos en el hospital y miembros de la comunidad musulmana de Christchurch, dijo que esperaba poder identificar a todos los fallecidos antes de que terminara el día y retirar los cadáveres que aun yacían en las mezquitas para devolverlos a sus familias.
También dijo que su gobierno trabaja varios países para repatriar a las víctimas, algunas de las cuales procedían de Jordania, India, Pakistán, Bangladesh y Siria.
EFE / RA
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