Tras cerca de cinco años bajo una dictadura militar, los tailandeses elegirán un nuevo Gobierno el 24 de marzo en unos comicios "con las cartas marcadas" a favor de los partidos cercanos al mando castrense, aseguran analistas políticos.
"Definitivamente podemos decir que no son unas elecciones justas y democráticas (...) los mecanismos legales escritos en la Constitución permiten al Ejército mantener parte del poder tras las elecciones (...) y favorecer a los partidos pro-militares", señala a Efe el académico tailandés Titipol Phakdeewanich.
Conforme a la actual Carta Magna, redactada bajo el mandato militar con la promesa dar estabilidad al país y evitar un hipotético bloqueo político en el Legislativo, la junta castrense seleccionará a dedo a los 250 senadores por un mandato de 5 años.
Mientras de los comicios surgirán los 500 miembros del Parlamento por un periodo de 4 años.
Los 750 representantes de ambas cámaras elegirán en votación conjunta al próximo primer ministro.
"Este mecanismo en la Constitución es una manera de dar ventaja a los partidos políticos favorables a los militares", apunta a Efe Yingcheep Atchanony, directora de programa del grupo jurídico de defensa para los derechos humanos "iLaw".
Por ello, los grupos que se posicionan en favor del gobierno militar y avalan sus directrices, como el partido Phalang Pracharat, encabezado por el actual primer ministro, el general golpista Prayut Chan-ocha, necesitarían de 126 parlamentarios o el 25,2 por ciento de los apoyos en las urnas.
Mientras, los partidos posicionados abiertamente contra la junta militar y que han prometido retirar sus políticas deben lograr, solo o en coalición, al menos 376 apoyos o el 75,2 por ciento de los votos.
"Es poco probable que Phalang Pracharat logre un buen número (de parlamentarios) en las elecciones, pero el grupo ha maniobrado para cerrar acuerdos con otras formaciones conservadoras (...) a fin de alcanzar el gobierno", apunta Titipol, decano en la facultad de Ciencias Políticas en la Universidad de Ubon Ratchathani.
Para conseguir estabilidad en el Ejecutivo, aprobar presupuestos y leyes, la formación de Prayut también podría contar con el aval del Partido Demócrata, liderado por el exprimer ministro Abhisit Vejjajiva, quien en contadas ocasiones ha criticado al general.
"Un buen número de los representantes demócratas presionaron desde las calles en favor del golpe de Estado (...) muchos de ellos están todavía dispuestos a aliarse con los militares y formar una gran coalición", remarca el profesor.
La Comisión Electoral además ha implementado nuevas normas que desfavorecen a los grandes partidos, unas regulaciones destinas a torpedear las posibilidades del clan Shinawatra, cuyas plataformas políticas han vencido en todos los comicios desde 2001.
Thaksin Shinawatra y su hermana Yingluck, cuyas Administraciones fueron depuestas por los militares en sendos golpes de Estado, viven en el exilio para evitar a la justicia tailandesa y son considerados enemigos por monárquicos y el mando castrense.
Para acudir a las urnas, los Shinawatra trocearon el mapa político y lo repartieron entre cuatro formaciones (algunas de nuevo cuño) vinculadas a ellos.
"Con esta estrategia buscan retener el número de votos y sumar más parlamentarios a través del reparto de listas, y así evitar el reglamento que le agravia", según el decano.
En un intento por sorprender a los militares el partido Thai Raksa Chart -vinculado a Thaksin- propuso como candidata a primer ministra a Ubolratana Mahidol, hermana mayor del actual rey de Tailandia.
El giro, que supuso durante 12 horas un terremoto en el tablero político, fue dinamitado por el monarca Vajiralongkorn, quien desacreditó públicamente la aspiración "inapropiada" y "en contra del sistema constitucional" de su hermana.
Por su parte, la Comisión Electoral elevó una denuncia al Tribunal Constitucional, que finalmente disolvió al Thai Raksa Chart dos semanas antes de los comicios.
Aunque den la sorpresa y ganen los partido en favor de una plena democracia, el nuevo gobierno está obligado por ley a seguir un plan económico para los próximos 20 años dictado por los militares.
De oponerse a ello, el Ejército tendría la potestad de retomar el poder en una especie de asonada legal.
"Es una manera del Consejo Nacional para la Paz y el Orden (nombre oficial de la junta militar) para permanecer en el sistema democrático y tener las armas para atacar a los opositores", asegura la abogada de "iLaw".
"Prayut no puede ser un líder demócrata. Él es un militar y piensa como un militar, lo hemos visto en los últimos años. Él no cree en la democracia ni la entiende (...) Una vez gane, Tailandia seguirá bajo una dictadura con apariencia democrática", zanja Titipol.
EFE / RA
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