La policía de Hong Kong condenó hoy el asedio de manifestantes a su cuartel general que finalizó esta madrugada, en una nueva jornada de protestas que podría preceder a otro fin de semana de manifestaciones masivas.
La mañana de este sábado, la policía retiró las barricadas que bloqueaban las entradas de la sede policial, que estuvo asediada por manifestantes durante al menos quince horas, facilitando así la salida del personal que se mantenía incomunicado.
"La policía ha mostrado la mayor tolerancia hacia los manifestantes que se han reunido fuera del PHQ (cuartel general de la policía), pero la forma de expresar sus opiniones se ha convertido en ilegal, irracional e irrazonable", condenó hoy el organismo en un comunicado.
Los actos de los manifestantes "afectaron seriamente el trabajo de la policía, incluyendo la provisión de servicios de emergencia al público", añadió un texto en el que se asegura que se hará "un seguimiento estricto de estas actividades ilegales".
Los agentes señalaron que las actividades del cuartel general en Wan Chai habían sido interrumpidas desde el mediodía de ayer, por lo que al menos 60 llamadas de emergencia no pudieron atenderse inmediatamente.
Los manifestantes se dispersaron la madrugada del sábado y las carreteras circundantes volvieron a abrirse al tráfico mientras permanece la incertidumbre de si se van a producir más protestas masivas durante el fin de semana.
La ciudad está preparada para un tercer fin de semana de manifestaciones contra el polémico proyecto de ley de extradición que ha sumido a la ciudad gobernada por China en una crisis, planteando el mayor desafío popular al Presidente Xi Jinping desde que asumió el poder en 2012.
Las críticas de los manifestantes se enfocan en la líder del Ejecutivo, Carrie Lam, que promovió y luego pospuso el proyecto de ley, pero que todavía no lo ha retirado completamente, como exigen los manifestantes.
Esta ley ampliaría el alcance de las transferencias de sospechosos criminales a la China continental, Taiwán y Macao y, según consideran muchos ciudadanos de Hong Kong, erosiona la independencia judicial del territorio y es una señal de los esfuerzos del Gobierno chino por minar las libertades de la ciudad.
Por ello los manifestantes quieren que se retire formalmente el proyecto de ley de extradición, que la policía pida disculpas por las tácticas desproporcionadas utilizadas durante las marchas de la pasada semana y que la propia Lam salga del Gobierno y dimita. EFE
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