Los precios de los repuestos de vehículos en Venezuela, es un reto en un país cuyo salario mínimo mensual es de apenas 150.000 bolívares o 6,6 dólares al cambio oficial. Un simple servicio de entonación de motor en Venezuela puede costar entre 150 y 300 dólares.
A través de una vivencia personal y cotidiana, VOA nos relata como Rafael Corona, un venezolano de 60 años, hace practicamente milagros para arreglar su vehículo, un Malibú del año 1977, de un color azul verdoso. Un poco afectado emocionalmente por ello, comenta: "La tenía ‘full equipo’ hace unos años”
El vehículo, estacionado esta mañana en una carretera de asfalto en Maracaibo, a 700 kilómetros de Caracas, todavía circula. Le es útil todavía en su trabajo como especialista en equipos de refrigeración.
Pero el inventario de sus fallas se ha hecho extenso.
Su tren delantero está defectuoso. Debe repararle el sector y reemplazar la bomba de gasolina. Le urge, también, eliminar un bote de aceite que tiene desde hace algún tiempo en el llamado “hidromático”.
Debió recurrir a sus ahorros hace dos meses para pagar 500 dólares por la reparación de su motor. El monto es, probablemente según calcula, lo que alguien le pagaría por comprar su camioneta entera en el mercado local.
La reparación más económica de la lista de fallas cuesta 80 dólares. Ha tenido que postergarlas por falta de dinero. A esos precios, poner a tono su vehículo de viejas glorias es simplemente un imposible para él.
“Es imposible comprar cualquier cosita para la camioneta por el día a día, por la comida, los gastos de la casa”, apunta, decepcionado, antes de lanzar su última sentencia. “Es imposible arreglar un carro ahorita aquí”.
Venezuela experimenta una profunda crisis económica desde 2014. Solo la inflación acumulada en los primeros nueve meses del año fue de 3.326 por ciento, según cifras de la comisión de Finanzas del Parlamento nacional.
El servicio de cambio de aceite del motor para un vehículo de cilindrada moderada cuesta 42 dólares en Venezuela. Sustituir ocho bujías a una camioneta, 120 dólares. La entonación, entre 150 y 300 dólares. Y así.
Carlos López, un venezolano de 40 años dedicado al transporte privado, se refiere a las reparaciones pendientes de su carro, un Accent de vieja data, como quien se alista para vivir un alud de complicaciones: una tras otra.
“El ingreso que tenemos no permite hacer grandes reparaciones o hacerlas a cabalidad. Entonces, nos nacen otros problemas en los carros y no sabemos cuál resolver y quizá viene otro más”, lamenta.
Su padre, Agustín, un jubilado de la empresa estatal Petróleos de Venezuela, y él juntaron fuerzas para pagar hace un año la refacción de la caja de velocidades. Planean hacer lo propio para entonar el motor.
“Fue doloroso pagarlo y difícil conseguir el dinero”, recuerda el hijo, sentado en una silla portable, mientras su carro está a unos metros, estacionado en los últimos puestos de una fila para verter gasolina.
El aprieto financiero que menciona Carlos es una dinámica a dos bandas: la sufren los choferes, también la padecen los proveedores de servicios.
Han cerrado sus puertas al menos 700 de las 790 ventas de repuestos de Zulia, el estado más poblado de Venezuela, de acuerdo con José Velásquez, presidente de la Cámara de Autopartes de la región.
El promedio de cierres es similar en el resto del país, afirma.
Culpa de la crisis del sector al alto costo de la vida; el control oficial de divisas; los problemas para importar piezas; y la especulación de algunos vendedores, lo que él identifica como “el precio a pepa de ojo”.
“Son impagables muchas reparaciones. Ahorita, puede haber repuestos por todos lados, pero la gente no tiene cómo comprarlos”, evalúa.
Las ventas de autopartes se han desplomado en niveles que rozan el 80 por ciento, precisa Velásquez. Son paquidérmicas. Y se evidencian en polvo.
Informe21/LJ
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