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Tipos de flujo vaginal, ¿cuáles son?

Los tipos de flujo vaginal suelen clasificarse según el color que presenta, pero también varían en consistencia, abundancia y olor. ¿Por qué puede alterarse? ¿Qué debes saber al respecto?

Tipos de flujo vaginal, ¿cuáles son?

Aunque la mayoría de las personas lo desconozcan o tengan demasiado pudor para hablar de ello, es cierto que existen diferentes tipos de flujo vaginal, ya que puede cambiar tanto en su olor, color, cantidad, etcétera.

El flujo vaginal es, como su propio nombre indica, una serie de secreciones que se producen gracias a unas glándulas presentes en la vagina. Este líquido es absolutamente normal y necesario, pues cumple multitud de funciones necesarias para mantener la salud vaginal.

Una de ellas es que permite que la vagina se »limpie». Es decir, ayuda a eliminar las células muertas y las bacterias, lo cual sirve para prevenir las infecciones. Además, es un gran indicador del estado de salud del aparato reproductor femenino.

Todos los cambios que experimenta este flujo pueden ayudarnos a reconocer patologías. Por ello, en este artículo te explicamos los tipos de flujo vaginal que existen y lo que significa cada uno de ellos.

¿Por qué aparecen diferentes tipos de flujo vaginal?

En primer lugar, antes de comenzar a mencionar los diferentes tipos de flujo vaginal, debemos saber que, de manera fisiológica, el flujo cambia a lo largo de todo el ciclo menstrual. Es decir, existen diferentes tipos de flujo para cada momento del ciclo, y es absolutamente normal.

Estas secreciones cambian en función de las hormonas femeninas, que también van variando durante el ciclo. Por ejemplo, cerca de la ovulación, el flujo suele ser más cuantioso y más espeso. Esto es así porque también interviene en la reproducción y sirve para que la mujer se prepare para la fecundación.

Del mismo modo, cuando una mujer se excita, el flujo aumenta. Lo normal es que sea claro o de color blanco lechoso. No obstante, también puede ser más acuoso, transparente, más o menos abundante, etcétera.

Hay que destacar que todos los tipos de flujo vaginal tienen un olor característico, y esto no debe avergonzar a la mujer. De hecho, lo ideal es conocer el olor normal que presenta, ya que durante una infección o patología, el olor es una de las primeras cosas que se altera.

Tipos de flujo vaginal

Lo más importante para distinguir los tipos de flujo vaginal es el color. Sin embargo, también es necesario fijarse en el olor, la consistencia y la cantidad. Cuando existe alguna infección o patología se puede alterar cualquiera de estos patrones.

En primer lugar, como ya hemos mencionado, el flujo puede ser blanco, lo que es normal. No obstante, cuando se vuelve más grisáceo y abundante puede ser mala señal. Si el flujo es blanco pero se asocia a picor o escozor, puede tratarse de un síntoma de candidiasis.

La candidiasis es una infección por el hongo Cándida, muy común en la mujer. Muchos estudios afirman que es uno de los trastornos vaginales más frecuentes, y que se relaciona, entre otras cosas, con los cambios de pH en la vagina.

Por otra parte, el flujo puede ser amarillento. En estos casos suele acompañarse de un olor fuerte y otras molestias como picor o quemazón. Es síntoma de que existe una infección, ya sea una enfermedad de transmisión sexual o no. Las más frecuentes son la tricomoniasis, la clamidia y la gonorrea.

Incluso, el flujo puede ser marrón, debido a que haya restos de sangre en él. Es frecuente que aparezca justo antes o después de la menstruación. También puede deberse a alguna herida pequeña producida por las relaciones sexuales.

No obstante, el color marrón, si se mantiene, puede ser indicativo de patologías más severas, como el cáncer. De la misma manera, puede surgir si hay un cuerpo extraño en la vagina que esté provocando alguna irritación.

En conclusión

La idea es que existen numerosos tipos de flujo vaginal, ya que es una secreción que, de por sí, cambia de manera fisiológica. Es importante prestarle atención a todos sus aspectos, puesto que un cambio de color o de cantidad puede indicar que existe alguna patología.

Igualmente, es esencial fijarse en el olor. Es uno de los parámetros que más se altera ante una infección. Sin embargo, lo recomendable es acudir siempre al ginecólogo ante cualquier duda o alteración que aparezca, para que él compruebe si es normal o no.

Con información de Mejor con Salud

EB

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