Tanto el Partido Conservador como el Laborista prometen acabar con una década de austeridad -impuesta por los primeros- si ganan las elecciones del jueves, pero sus proyectos económicos y sociales para el Reino Unido son tan opuestos como lo son sus ideologías.
Las dos formaciones, lideradas respectivamente por Boris Johnson, actual primer ministro, y Jeremy Corbyn proponen aumentar el gasto público hasta niveles inéditos en años, con prioridad al servicio nacional de salud (NHS, en inglés), que, con el "brexit", es la principal preocupación de los británicos.
Del resultado de los comicios de mañana, que, por el sistema electoral británico uninominal mayoritario, solo pueden ganar estos dos partidos, dependerá cómo evoluciona el proceso de retirada de la Unión Europea (UE) y la reacción de los mercados.
Johnson, que aspira a la mayoría absoluta, quiere concretar el "brexit" en la fecha prevista del 31 de enero, con el acuerdo que negoció en octubre con la UE, mientras que Corbyn renegociaría un pacto y lo sometería a votación en un referéndum con la opción de permanecer en el bloque.
A nivel nacional, los laboristas del socialdemócrata Corbyn plantean una reforma radical del modelo económico para impulsar "un cambio irreversible en el equilibrio del poder y la riqueza a favor de la gente trabajadora", según el portavoz de Economía, John McDonnell.
El ministro de Economía conservador, Sajid Javid, ha prometido a su vez invertir para dejar atrás los recortes iniciados en 2010 por el Gobierno "tory" de David Cameron.
Rebajar los impuestos y aumentar el gasto
Según su manifiesto electoral, el Partido Conservador promete reducir las tasas a los comercios así como las contribuciones a la seguridad social de las empresas, si bien, para asegurarse ingresos, ha pospuesto la rebaja prevista del 19 al 17 % del impuesto de sociedades.
Johnson ha prometido invertir 33.900 millones de libras (40.331 millones de euros) en el NHS de aquí a 2023; 25.000 millones (29.740 millones de euros) en cinco años para mejorar las carreteras y otros 5.000 millones de libras (o 5.945 millones de euros) en hacer llegar la banda ancha a los lugares más remotos del país.
Unos 3.600 millones de libras (4.281 millones de euros) irían a un Fondo para ciudades; 3.000 millones (o 3.500 millones de euros) a otro para potenciar la formación a cinco años vista; 220 millones de libras (unos 261 millones de euros) serían para el transporte y 750 millones (892 millones de euros) para el ministerio del Interior.
Los "tories" aumentarían además la inversión en investigación y desarrollo hasta un 2,4 % del producto interior bruto (PIB).
Nacionalizaciones y más impuestos a los ricos
Los laboristas de Corbyn proponen crear un gran Fondo de Transformación Nacional, del que 250.000 millones de libras (unos 297.000 millones de euros) se invertirían en un plazo de diez años en proyectos "verdes" de energía, transporte y medioambiente.
Otros 150.000 millones (178.412 millones de euros) del fondo se destinarían a financiar, en cinco años, proyectos "sociales" como escuelas, hospitales y vivienda asequible, según su manifiesto.
Además, fundarían un nuevo banco nacional de inversiones, apoyado por bancos regionales, que facilitaría préstamos para el desarrollo por unos 250.000 millones de libras (297.378 millones de euros).
Los laboristas, que con Corbyn han virado a la izquierda, planean nacionalizar la infraestructura de transportes, correos, energía y agua, así como ofrecer banda ancha gratuita a todos los hogares y empresas de aquí a 2030 y eliminar el coste de las matrículas universitarias.
Prometen asimismo generar un millón de empleos como parte de su plan para una economía más ecológica y aumentar un 5 % el sueldo a los funcionarios en su primer año.
El partido subiría los impuestos al 5 % de los contribuyentes con las rentas más altas, con un gravamen del 50 % sobre los ingresos anuales superiores a las 125.000 libras (o 148.698 euros), e incrementaría hasta el 26 % el impuesto de sociedades.
Para ofrecer garantías a los inversores sobre las finanzas públicas pese al destacado aumento del gasto, cambiaría su medida de referencia, y en lugar de prometer reducir la deuda neta nacional al final de su mandato, como es más habitual, aspiraría a mejorar "el valor neto del sector público".
Esto significaría que el Estado podría endeudarse más, pues el dinero destinado a la inversión, por ejemplo en infraestructuras, no se mediría como un aumento de la deuda sino que se compensaría con el valor aportado por los nuevos activos públicos.
Críticas a ambos
El reconocido Instituto de estudios fiscales (IFS, sus siglas en inglés), dirigido por Paul Johnson, ha cuestionado "la credibilidad" de los planes económicos de los dos partidos.
El experto ve "muy probable" que, de mantenerse en el Gobierno, los conservadores gasten mucho más de lo que recoge su manifiesto y avisa de que, con todo, el nivel de inversión en servicios públicos, menos Sanidad, se mantendría en 2023-24 un 14 % por debajo del de 2010-11.
También considera "improbable" que puedan cumplir su promesa de no subir durante cinco años los impuestos de la renta, sobre el valor añadido (IVA) o de sociedades.
Por su parte, la principal crítica a los laboristas es que tendrían que subir los impuestos más de lo que han propuesto a fin de sostener el aumento previsto del gasto, lo que afectaría no solo al 5 % de los contribuyentes más ricos, sino a capas más amplias de la sociedad. EFE
EB
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