Las grandes industrias de alimentos, conocidas como BigFood, podrían ser las causantes, junto al Cambio Climático, de un incremento de la desnutrición, malnutrición y obesidad. Las sequías prolongadas o extremas que, sin duda, arrasan con las cosechas en zonas vulnerables, impactan la producción y consumo de alimentos. Su consecuencia es una menor disponibilidad de productos para el consumo y, por otro lado, el encarecimiento de la mercancía para el comercio.
Los consumidores ya muestran una tendencia a dejar de consumir verduras, frutas, legumbres, carnes y otros productos debido a su poder adquisitivo deprimido. Y esto se manifiesta en una pérdida de peso marcada en adultos y niños, así como deficiencias nutricionales y aumento de obesidad (unido a enfermedades asociadas como diabetes, afecciones cardiovasculares, entre otras).
Ante la escasez de alimentos, el encarecimiento de los productos o el desconocimiento sobre cómo sustituir un producto por otro, los afectados son los consumidores. Pronto, las consecuencias en su salud se harán más evidentes.
En segundo lugar están las grandes corporaciones de la industria de alimentos. Suelen ofrecer programas, convenios y otros mecanismos de manipulación a las autoridades sanitarias, hospitales, escuelas y entidades de gobierno para ayudar a reducir la obesidad o mejorar hábitos de alimentación. No obstante, bajo tales ofertas pueden esconderse sus intereses por colocar sus productos poco saludables –como bebidas gaseosas, galletas, snacks- en el mercado, simplemente, aumentar dicho consumo, han opinado analistas y expertos..
Esta práctica fue denunciada en junio de 2013 durante la Octava Conferencia Global de Promoción a la Salud en Finlandia, por la directora de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en ese momento, doctora Margaret Chan. En su discurso, Chan declaró que “la mayor amenaza para enfrentar las enfermedades crónicas no trasmisibles en el mundo es la gran industria de los alimentos”. Se refería a tal manipulación o “compra de conciencias” (mediante regalos, ofertas, premios, viajes) que hacen las BigFood para seguir en el mercado, en detrimento de la salud y el bienestar de los consumidores, se explicaba en esa oportunidad.
El centro de las políticas y discusiones es el individuo y su salud. En 2013, la doctora Chan proponía la creación de una "Convención-marco sobre los sistemas alimentarios", a fin de regular y limitar los beneficios que obtienen las Big Food, así como la industria del tabaco o licores por una competencia desleal, orientada a patrones de consumo opuestos al bienestar de la humanidad.
Aunque el tema ha evolucionado y muchos países han venido tomando medidas al respecto o clarificando su situación sobre esas supuestas prácticas no saludables de las BigFood, el alerta es válido y debe seguir siendo procesado porque existe la percepción de que frente al Cambio Climático poco se ha hecho y se hace, expresó Pedro Torres Ciliberto de la Fundación Torres-Picón.
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