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Pedro Torres Ciliberto: Investigadores analizan la hibernación como nueva esperanza de soluciones genéticas para la obesidad

En la naturaleza, osos y otros mamíferos hibernan. Primero acumulan un peso masivo y luego se retiran a sus cuevas o refugios durante el invierno, para despertar más tarde en buena forma. Esta situación ha llamado la atención de un grupo de científicos de la Universidad de Utah Health, quienes buscan en la hibernación una vía para clarificar, entender mejor y tratar la obesidad así como los trastornos metabólicos asociados a esta.

Pedro Torres Ciliberto: Investigadores analizan la hibernación como nueva esperanza de soluciones genéticas para la obesidad

Según datos publicados en la revista Cell Reports, los mamíferos que hibernan tienen una capacidad especial para “controlar su metabolismo”. De acuerdo con Christopher Gregg, profesor asociado en el Departamento de Neurología y Anatomía de la Universidad de Utah, “el metabolismo da forma a los riesgos de muchas enfermedades diferentes, incluida la obesidad, la diabetes tipo 2, el cáncer y la enfermedad de Alzheimer".

Como se sabe, entre los animales que hibernan se encuentran osos, lagartos, murciélagos, ardillas, tejones, marmotas, mofetas. Estos animales tienen su cuerpo preparado de forma natural para la hibernación durante el invierno. Cuando la estación se acerca aumentan la cantidad de alimentos y forman depósitos de grasa que les permiten resistencia en ese período.

El animal está dormido, pero parece muerto. Su ritmo cardíaco, respiración y temperatura corporal se reducen de forma dramática. Durante la hibernación el animal no come, bebe, micciona o defeca.

Los científicos consideran que al comprender el genoma que interviene o está relacionado con la hibernación de estos mamíferos y algunas aves podrían encontrar valiosa información y esperanzas para el tratamiento de la obesidad.

Los investigadores de la Universidad de Utah centraron sus observaciones en “la ardilla terrestre de trece franjas, el pequeño murciélago marrón, el lémur ratón gris y el tenrec erizo menor de Madagascar”. Realizaron comparaciones de sus genomas que los llevaron a concluir que los sujetos de estudio desarrollaron fragmentos de ADN cortos, no codificantes, conocidos como regiones aceleradas paralelas. En relación con los humanos, descubrieron que estas regiones “están ubicadas desproporcionadamente cerca de genes vinculados a la obesidad de las personas”.

El vínculo fue confirmado mediante análisis del síndrome de Prader-Willi (SPW), un trastorno genético humano que desencadena el apetito insaciable y conduce a la obesidad mórbida. Este descubrimiento permitió a los científicos suponer que los animales que hibernan cuentan con un mecanismo para "desactivar" elementos genéticos específicos que controlan la actividad de los genes de la obesidad. Y, además, que el estudio de dicho mecanismo podría arrojar luces importantes para el tratamiento en humanos de la obesidad.

Pedro Torres Ciliberto, desde la Fundación Torres-Picón, enfocada en la prevención en salud así como en la promoción del arte, la cultura y la educación en poblaciones infantiles y juveniles con menos recursos, al compartir esta información dijo que, en tanto la ciencia, los investigadores y los profesionales de la salud encuentran y confirman maneras más efectivas de controlar y disminuir el problema de la obesidad, debe seguirse promoviendo a la par del ejercicio físico frecuente y una dieta lo más saludable posible, el consumo frecuente de agua potable, en vez de bebidas azucaradas.

https://torrespiconfoundation.org/en/

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