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Problemas estéticos: ¿Qué es la cuperosis?

La cuperosis como tal no se considera una enfermedad, sino principalmente un problema estético. Pese a ello, es importante consultar al dermatólogo porque en algunos casos constituye la primera fase de un problema más serio, como la rosácea.

Problemas estéticos: ¿Qué es la cuperosis?

La cuperosis es una afección dermatológica que se caracteriza por la aparición de zonas enrojecidas en la piel, causadas principalmente por los cambios de temperatura. No se considera una enfermedad, sino un problema estético, pero si no se trata adecuadamente puede generar problemas más serios.

Es normal que haya rojeces faciales en algunas circunstancias, especialmente durante el invierno, por el frío. Sin embargo, si esos enrojecimientos se tornan permanentes y aumentan con el tiempo, se habla entonces de cuperosis.

La cuperosis afecta más a las mujeres que a los varones y obedece a causas tanto externas como internas. También es más frecuente en quienes tienen piel blanca o pálida, de textura fina y sensible, que se enrojece fácilmente. Es importante diagnosticar este problema tempranamente para darle el tratamiento adecuado.

La cuperosis

La cuperosis es una anomalía vascular que se manifiesta principalmente en las vénulas y las arteriolas, las cuales tienen muy poca elasticidad. Si la circulación aumenta bruscamente, por alguna razón, aparece el enrojecimiento en la piel y se mantiene, precisamente porque los vasos sanguíneos no son elásticos y les cuesta mucho volver a su estado normal.

Lo más común es que las zonas enrojecidas aparezcan en las mejillas, la barbilla o la nariz, pero también pueden surgir en cualquier parte del rostro o del escote. Todas las personas pueden presentar este tipo de rojeces, pero suelen ser pasajeras. Cuando no lo son se habla de cuperosis.

La cuperosis tiene dos fases. En la primera solo hay enrojecimiento de algunas zonas del rostro o el escote, que al principio desaparecen rápidamente. Poco a poco se van volviendo permanentes. En la segunda fase aparecen las telangiectasias, a las que también se les conoce como “arañas vasculares”.

Las telangiectasias se ven como un pequeño enrojecimiento central del cual se desprenden líneas que parecen patas largas y finas. Son de color rojo o levemente violeta y constituyen una señal de la presencia de cuperosis.

Orígenes de la cuperosis

Esta anomalía se debe a la falta de elasticidad de los vasos sanguíneos. Cuando algún factor hace que los pequeños vasos se dilaten, estos permanecen dilatados y no logran volver a contraerse. Luego se hacen más visibles a través de la piel y esta es la razón por la que aparece la zona enrojecida.

Los factores que pueden llevar a la dilatación de esos pequeños vasos pueden ser los siguientes:

Cambios súbitos de temperatura.
Factores climáticos, como viento excesivo.
Golpes o pequeños traumatismos en la piel.
El consumo de tabaco.
La ingestión de alcohol en alto volumen.
Aplicación de productos irritantes en el rostro.
Exponerse al sol o a lámparas de rayos UVA.
Los estados de estrés o ansiedad.
Comidas muy especiadas, picantes o muy calientes.
Cambios hormonales.
Hipertensión o diabetes.
Uso de medicamentos con corticoides.

Se desconoce la causa exacta por la cual se produce la cuperosis. Sin embargo, se sabe que la genética tiene una gran influencia. Es usual que esta anomalía se presente en personas cuyos padres también la hayan presentado.

Datos a tener en cuenta

La principal manifestación de la cuperosis es la aparición de los enrojecimientos y las telangiectasas. Solo en algunas ocasiones estas se acompañan de ardor o dolor en la zona. En algunos casos, la cuperosis constituye la primera fase de una enfermedad dermatológica conocida como rosácea, especialmente si se acompaña de granitos y/o pústulas.

También hay que decir que son muchas las personas que no pasan de la primera fase, en donde solo hay enrojecimiento y telangiectasias. De cualquier manera, cuando se presenten las manifestaciones iniciales es conveniente ir al dermatólogo, ya que todo es más controlable si se inicia el tratamiento tempranamente.

En los problemas dermatológicos suele ser más efectiva la prevención que cualquier tipo de tratamiento. Como se desconoce la causa de la cuperosis, lo que se indica simplemente es realizar una rutina diaria de cuidado de la piel, con los productos adecuados al tipo de la misma, y adoptar hábitos de vida saludables.

Una vez que se presente la anomalía, el tratamiento va a depender de la severidad de la misma. Por lo general, para el mismo se emplean cremas que disminuyan el riego sanguíneo en la zona afectada. A veces se acude a antibióticos, aunque el tratamiento idóneo es el láser vascular.

Con información de Mejor con Salud

EB

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