Muchos "salaryman" o asalariados nipones siguen acudiendo a diario a la oficina pese a la recomendación del Gobierno de trabajar desde casa para frenar la propagación del coronavirus, una medida que no ha calado en la cultura laboral nipona.
En torno a la estación de Shimbashi, uno de los distritos de negocios de Tokio, el trasiego de asalariados uniformados con traje oscuro y camisa blanca continuaba este viernes a su ritmo habitual, después de que el Ejecutivo pidiera a todas las empresas del país aplicar el teletrabajo en la medida de lo posible.
Esta recomendación se suma a otras medidas drásticas tomadas por el Gobierno esta semana para frenar la propagación del COVID-19, como cancelar eventos culturales y deportivos multitudinarios durante la próxima quincena o suspender las clases en todos los colegios del país hasta finales de marzo.
"Business as usual "
La directriz del Gobierno ha tenido una tibia acogida entre las empresas japonesas, sobre todo entre las pymes, debido a las dificultades logísticas para aplicarla o al apego a una cultura laboral donde la presencia del empleado en la oficina es tradicionalmente más valorada que su productividad.
"Hemos estado hablando de teletrabajo (en la oficina), sin embargo todavía no ha salido ninguna decisión", dice a Efe Takashi Ida, empleado de una empresa de unos 20 trabajadores.
Ida ve "difícil" que todos los empleados puedan trabajar desde casa debido a que tienen reuniones frecuentes con clientes, y afirma que como medida preventiva contra posibles contagios usa "siempre" mascarilla, hace gárgaras y se desinfecta las manos.
"En mi empresa no hay ninguna gran diferencia entre hoy y un día normal. Venimos todos a la oficina, y algunos compañeros llevan mascarilla y otros no, como siempre", dice por su parte Daniel Zaragoza, pseudónimo que usa un diseñador de sonido español que trabaja en una empresa nipona de videojuegos.
En su caso, hay obstáculos logísticos para el teletrabajo como la falta de acceso remoto a los servidores internos, que impiden que los empleados puedan hacer desde casa sus funciones habituales.
"Nos dijeron que se volvería a evaluar la situación la semana que viene. Y que si hubiera algún caso de coronavirus dentro de la empresa, nos mandarían a casa a todos los del mismo departamento", explica del diseñador.
Un contagio en la oficina
Algunas de las mayores empresas niponas sí han comenzado a aplicar el teletrabajo con rapidez y a gran escala, entre ellas las corporaciones de telecomunicaciones NTT y GMO o la multinacional de cosméticos Shiseido, que han mandado a casa durante al menos dos semanas a sus miles de empleados.
También lo ha hecho el gigante mediático y publicitario Dentsu, cuya sede central próxima al mencionado distrito de Shimbashi -un imponente rascacielos de acero y cristal con bordes afilados- se encuentra estos días prácticamente desierta.
Esta empresa, involucrada en la mercadotecnia y diversos aspectos organizativos de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, ordenó desinfectar su sede y mandó a trabajar desde casa a sus 5.000 empleados tras detectar que uno de ellos estaba contagiado del COVID-19.
El caso de Dentsu también resulta ilustrativo porque se trata de una de las compañías más señaladas por sus prácticas laborales abusivas a raíz de los suicidios de varios de sus trabajadores en los últimos años, conocidos en japonés como "karoshi" (muerte por exceso de trabajo).
Una cultura laboral extrema
Después de que las autoridades niponas documentaran miles de suicidios y otras muertes por problemas de salud relacionados con el trabajo excesivo, el Gobierno aprobó en 2018 una reforma laboral que fijaba en 100 horas extra mensuales el máximo legal que se podía trabajar, el primer tope de este tipo introducido en Japón.
El Ejecutivo también ha intentado desde entonces promover otras medidas para mejorar la conciliación de la vida laboral y la familiar, como fomentar los horarios flexibles y el trabajo desde casa o animar a los trabajadores a tomarse más vacaciones, pero con escaso éxito.
Un 19,1 % de las empresas niponas ponía a disposición de sus empleados sistemas de teletrabajo a comienzos de año, según los últimos datos oficiales, que están lejos del objetivo del 34,5 % marcado por el Gobierno para este 2020.
La cifra, además, decae hasta el 8,5 % cuando se trata de trabajadores que han usado alguna vez los sistemas habilitados por sus empresas -como las videoconferencias o documentos compartidos digitalmente- para ejercer sus funciones desde casa.
Está por ver si la propagación del coronavirus, que ya ha dejado en el país nueve muertos y más de 900 contagios -la mayoría de ellos en pasajeros del crucero Diamond Pirincess-, puede contra las viejas costumbres del "trabajoadicto" Japón. EFE
EB
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