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Pablo Escobar, “Chapo” Guzmán y Wilexis, criminales adorados

Son los Robin Hood en la región, uno colombiano, otro mexicano y por último el venezolano



De la pobreza a ser los creadores de su propio imperio, Pablo Escobar y el “Chapo” Guzmán fueron odiados por mucho y queridos por otros, y en la misma línea entra ahora Wilexis, quien lidera a la parroquia más peligrosa de Latinoamérica, Petare.
Estas tres personalidades tienen más que la ambición del dinero y del poder en común, puesto que para su comunidad son percibidos como un Robin Hodod, el personaje que roba a los ricos para alimentar a los pobres.

PABLO ESCOBAR


Pablo Emilio  Escobar Gaviria  nacido en una familia humilde en Medellín, Colombia, es catalogado como un santo para su barrio, que reivindica su nombre.
“Medellín sin tugurios” es la zona construida por él, con las primeras 443 casas de esta barriada, que actualmente cuenta con unas 4.000 viviendas,  donde también acostumbrada repartir dinero, medicinas y alimentos.
"Nosotros respetamos el dolor de las víctimas pero le pedimos a la gente que por favor entiendan la alegría nuestra, lo que significa salir de un basurero a vivir a una vivienda digna, que se la regalen a cambio de nada".
Ubernez Zavala, el presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio.
El politólogo Gustavo Duncan, en una entrevista al portal BBC Mundo sugiere que cierta dimensión política también pudo ayudar a entender por qué esos jóvenes estaban tan alegremente dispuestos a morir  y matar por el capo.
"Nosotros no íbamos a morir robando un banco. Pablo Emilio nos dio la oportunidad de morir declarándole la guerra al Estado", explica uno de esos pistoleros en el ensayo "Una lectura política de Pablo Escobar", escrito por Duncan y citado por la revista Semana.
Para ellos, Escobar se enriquecía por su comunidad.

El economista Alejandro Gaviria, resaltó que los narcos también fueron los primeros grandes exportadores de Colombia.
"Se adelantaron 20 años a la apertura económica", escribió Gaviria.
Escobar fue el propio Robin Hood que buscaba servir a su pueblo y con ello, logró los votos necesarios para llegar a la política.
"Él fue una buena persona. Nosotros estábamos viviendo muy mal, él nos hizo una visita allá (al basurero) y nos dijo que nos iba a comprar un lote para hacernos unas casas, porque nosotros éramos unas personas que merecíamos lo que merecía un rico", Zavala

EL “CHAPO” GUZMÁN 


Joaquín Guzmán Loera, conocido como el “Chapo” Guzmán, nació en Badiraguato, Sinaloa, México, un sector que aún con el tiempo la pobreza es su pesadilla hecha realidad.
Badiraguato es uno de los municipios más pobres y aislados de la república mexicana.
Guzmán, es admirado por su inteligencia y calificado por su pueblo como “benefactor”.
En una de sus detenciones, se realizó una movilización a su favor, en la que a las personas se les entregó una bolsa de alimentos y bebidas. Para ellos, su protección baja desde el momento de su captura.
"Marchamos en apoyo al 'Chapo' Guzmán porque es él el que da trabajo y ayuda allá arriba en la sierra",  sostiene BBC Mundo por medio de Pedro Ramírez, quien confirmó que había llegado con un grupo de 300 personas desde Badiraguato, el miserable pueblo de la sierra de Sinaloa donde nació el capo hace 56 años.
Cabe acotar que, en el pueblo los capos son bien vistos.
Exempleados, han manifestado que en sus terrenos, el líder del Cartel de Sinaloa sembraba tomates para dárselas a su comunidad.

Para mucho, es una combinación de Robin Hood y magnate, motivo de júbilo, objeto de respeto e incluso de reverencia, dada su inagotable capacidad de superar en ingenio al gobierno de México.
Habitantes cuentas, pero no se habla de un caso en concreto, que quien tuviera un familiar enfermo recibía una visita de alguien con dinero para el tratamiento.
Y es que decían que la economía dependía del “Chapo” y que la gente podría conseguir trabajo en sus tierras.
En vísperas de Navidad, camionetas repartían productos de primera necesidad, enviadas por el mismo Guzmán.
Los traficantes hacen más por el pueblo que el gobierno”, lo que pudiese considerar el lema de esta población.

WILEXIS 


Wilexis Alexander Acevedo Monasterios, líder de la megabanda de su nombre, fue quien le siguió a su exlíder asesinado en 2017 para tomar el poder del barrio José Félix Ribas.
Su banda tiene censada a la población, a los transportistas, control de quienes llevan el gas, e inclusive cuando convoca a alguna manifestación, todos deben asistir, dado que una vez culminada la jornada, sus allegados pasan lista para saber quién cumplió y quién no.
Salió a relucir luego de una serie de enfrentamiento en la zona y de que el líder oficialista, Nicolás Maduro,  haya indicado que él estaba en un complot con la Administración Antidrogas (DEA) para tumbarlo del poder.
No obstante, Wilexis con 20 años pagaba una condena en la cárcel de Tocorón, en el estado Aragua, con solicitud de seis tribunales penales, imputado por homicidio, secuestro, extorsión y robo.
Su ideología iba entorno a Maduro, pero luego cambio hacia el opositor y presidente encargado, Juan Guaidó, hasta el momento en que aseguró que él no apoya a ningún partido, solo busca la “tranquilidad” en su zona.
“Aquí no hay nadie con la DEA, nadie está con (Juan) Guaidó, aquí lo que se quiere es una tranquilidad para la comunidad y que se haga saber que Wilexis no está patrocinado ni por la DEA ni por Guaidó, ni que mucho menos está en contra de (Nicolás) Maduro, muy importante”.
Su accionar en el barrio tiene detractores, quienes lo acusan de crear todo un esquema delictivo con cobro de vacunas a los pequeños comerciantes entre otros delitos.
Pero no todos lo logran ver de esa manera, dado que desde la implementación de su estatus, los vecinos han respaldado su apoyo, porque “el pran de la zona” radica en la “seguridad” que otorga a la comunidad tras la implementación de “medidas” que crearon algunos de los problemas que enfrentan a diario.
“A los que robaban teléfonos o baterías de carros, que los llaman ‘bataneros’, Wilexis los eliminó. Eso trajo un beneficio a los vecinos. Las víctimas de un robo no denuncian ante la policía, sino ante Wilexis, quien les “resuelve” el problema.



 En cuanto a funcionarios del sistema de seguridad como las Fuerzas Armadas Especial (FAES),  intenta proteger al pueblo de ellos.
“Para nadie es un secreto que las FAES hacen desastres a donde van, que roban, y asesinan sin preguntar, pero las protestas en José Félix las organiza él. En las que yo he presenciado han asistido víctimas”, putnualizó Wilexis. 
Ante esto, sentencia que “la lucha es por la moral, los principios y la dignidad del barrio”.
Wilexis es el encargado de la repartición de las bolsas del Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP), supervisa la venta de estupefacientes y el resguardo de los vehículos que su banda roba en la ciudad.
El líder tiene a su  mando entre 150 y 200 hombres, la mayoría no pasa de los 30 años y los más jóvenes son los “gariteros”, como una especie de custodios del territorio.
Se tilda de Robin Hood porque la seguridad y tranquilidad entre los vecinos se manifiesta, mientras le den su respectivo apoyo. Además, de saber cuáles son las necesidades de las personas, para trabajar en ellas.


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