El efectivo de la policía responsable de la ejecución de un hombre en Guayana se pasea por el lugar de los hechos diciendo: “Se salvó, porque maté al que no era”
Estar en el momento y el lugar equivocado fue la sentencia de muerte de Wuilliam Gabriel Yépez Rondón, de 18 años de edad, quien habría sido asesinado por la Policía del Estado Bolívar (PEB).
Eran las 3:30 pm del 6 de agosto cuando Wuilliam Gabriel ya estaba por irse de casa de su abuela, en el barrio El Edén de El Roble, en San Félix. Antes de regresar a su residencia decidió pasar a hablar con un vecino.
Media hora después llegó una comisión de la PEB e ingresó a la vivienda. El vecino salió corriendo. Wuillian se quedó, alzó las manos y “no corrió porque no tenía razones para hacerlo”, comenta su madre.
Cuatro funcionarios lo llevaron hasta el patio de la casa. Dos de ellos lo tomaron por los brazos, mientras otro vigilaba que la dueña no saliera. Uno de ellos le preguntaba insistentemente adónde había ido el otro hombre. Wuilliam estaba sin camisa. Los funcionarios le colocaron una, señaló un testigo que logró ver lo que ocurría desde su casa.
Simulación de enfrentamiento
Se escucharon dos disparos. Vecinos relataron que otros funcionarios de la PEB llegaron hasta el lugar y cerraron la calle Tomás de Heres para evitar que la gente pasara. Lanzaron bombas lacrimógenas para dispersar a las personas.
15 detonaciones más. Fueron al aire, dicen los vecinos. Los funcionarios sacaron de la casa un cuerpo envuelto en una sábana. Lo montaron en la parte de atrás de una camioneta y se fueron. En el patio, solo quedó una gota de sangre.
Antes de irse, tres funcionarios entraron a la casa de la abuela de Wuilliam. Revisaron sus pertenencias, desordenaron el lugar y se fueron, indican sus familiares.
La versión policial, lejos de admitir la ejecución de un hombre en Guayana, indica que el fallecido en compañía de otros tres sujetos, ingresaron en una vivienda para robar. Cuando se le dio la voz en alto, activaron armas de fuego contra los uniformados. También informaron que recuperaron un vehículo que presuntamente había sido robado por la víctima.
Complicidad en la morgue
El cuerpo de Wuilliam no estaba en la morgue del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), de San Félix. “Eran las 7:00 de la noche y el cuerpo de mi hijo no aparecía”, recuerda la madre de Wuilliam Gabriel. Después de varias horas le dijeron que sí estaba en el lugar.
Explicaron que “un trabajador de la morgue le hizo la vuelta a uno de los funcionarios para recibirle el cadáver”, por eso no se había registrado el ingreso.
El certificado de defunción indica que falleció por hemorragia interna luego de los impactos de bala en el abdomen y en el tórax. “Mi hijo se murió desangrado”, lamenta la madre.
Familiares de Wuilliam alegan que no tenía antecedentes y tampoco tenía un arma. Trabajaba desde hace dos años como ayudante en un puesto de verduras.
Vecinos del sector relatan que uno de los funcionarios responsables de la ejecución del hombre en Guayana se pasea por la calle Tomás de Heres diciendo “se salvó, porque maté al que no era”.
Reporte Proiuris
Marialejandra Meléndez
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