La tragedia de la crisis alimentaria que a diario golpea a la familia venezolana cobró la vida de una niña que consumió yuca amarga sin saberlo. La escasez y alto costo de los alimentos hace que las familias sucrenses, así como del resto del país, sucumban a la desesperación de buscar cómo saciar el hambre de sus hijos.
Cumaná. Zurinan Cova es una cumanesa de 37 años que vive arrimada en casa de su madre por no tener vivienda propia. Allí ha tenido que criar sola a sus seis hijos, “el padre nunca ha visto por ellos”. En la casa, además, conviven tres familias.
Ese hacinamiento es común en la comunidad de Los Molinos en Cumaná, una barriada popular donde habitan 417 familias, ubicada cerca del llenadero de gas al noroeste de la ciudad, en la avenida Universidad.
Lidiar diariamente con la incertidumbre de no tener, ni saber, qué comer “es el pan nuestro de cada día” para Zurinan, su familia y sus vecinos.
—Pero, uno tiene que solucionar —dice Nubia, una hermana de Zurinan, que hoy lamenta la muerte inesperada de su sobrina de 7 años, tras la ingesta de yuca amarga.
La tragedia de la crisis alimentaria que a diario golpea a la familia venezolana cobró la vida de una niña este 22 de enero al consumir yuca amarga sin saberlo. El tubérculo fue lo único que su madre pudo proveer para el almuerzo del pasado jueves.
La escasez y alto costo de los alimentos hace que las familias sucumban a la desesperación de buscar cómo saciar el hambre de sus hijos.
Ese 21 de enero, Zurinan, para alimentar a su prole de 1, 3, 7, 14, 17 y 18 años, solo pudo comprar 2 kilos de yuca por 120 bolívares al señor que siempre vende y surte a la comunidad.
Este es el alimento más barato que podemos comprar por ahora ante tanta necesidad”, dijo.
Reacción en cadena
Este vendedor —acota la tía de la niña fallecida— siempre ha vendido en la comunidad. “No creemos que haya sido intencional. Él se surte en el mercado municipal de Cumaná para revender y nos ofrece no solo yuca, también vende pescado y naranjas”.
Cuenta Nubia que luego de almorzar, aproximadamente a las 7:30 de la noche, todos los que comieron empezaron a sentirse mal y tuvieron que trasladarse al hospital de Cumaná con la ayuda de algunos vecinos. Presentaron síntomas de malestar general, vómitos, náuseas y dolores abdominales. Asegura que llegaron al hospital 14 niños y dos adultos.
Todos recibieron la atención de emergencia inmediata, les hicieron lavados estomacales y les colocaron sueros; pero, lamentablemente, Yessica, después de comer en la casa, también tomó sopa donde una vecina que había cocinado con la misma yuca y al parecer eso empeoró su estado”.
Agrega que a la niña “además del hígado, el consumo de la yuca amarga le afectó hasta la vista”.
Tras este infortunado suceso los familiares de la niña y vecinos de la comunidad de Los Molinos en Cumaná exigen a las autoridades del gobierno regional y municipal que supervisen qué cantidad de ese tubérculo ingresó al mercado municipal de la ciudad y dónde ha sido distribuida esa carga para evitar otros casos de este tipo.
El equipo de Crónica.Uno trató de ubicar a Raquel Candiales, directora del Servicio Autónomo de Contraloría Sanitaria de la entidad, para obtener información sobre la supervisión, seguimiento y condiciones de estas ventas en el Mercado municipal de Cumaná, pero no fue posible el contacto.
Se conoció que el vendedor está siendo interrogado en la sede del Cicpc de Cumaná, pero los vecinos abogan por su inocencia. Advierten que “la falta de conocimiento de no saber diferenciar entre la yuca agria y la yuca dulce es la causa de hechos tan lamentables como el fallecimiento de la niña”.
Pobreza extrema
La precariedad en la que viven las familias de las barriadas populares cumanesas las incluye en la clasificación de “familias en pobreza extrema” y bajo ese concepto son registradas en el programa de la bolsa de comida Clap.
La irregularidad de la entrega de esta bolsa es denunciada por los vecinos de Los Molinos, quienes ya suman dos meses sin recibir este beneficio “y cada vez estamos recibiendo menos productos en la bolsa de comida; y ha bajado hasta la calidad de los rubros”.
Pese a estar ubicada cerca del llenadero de gas, hay muchas familias de Los Molinos que “desde hace rato están cocinando a leña”. En este sector tienen más de un mes sin gas.
Sin cifras oficiales
Según reportes de prensa, en Sucre se han registrado casos aislados de intoxicación y muerte por el consumo de yuca amarga desde el año 2017, pero oficialmente no se han publicado estadísticas al respecto.
Esa opacidad oficial en los registros, sostienen algunos especialistas, conlleva a que no se haya ejecutado políticas públicas para evitar la ingesta de la yuca amarga y contribuir a la educación e información de las comunidades sobre el alcance y los efectos de consumir este tubérculo, que hoy es un sustituto de las harinas, pan o papa, que se ha convertido en un aliado de la dieta del venezolano por su bajo costo.
Confundir la yuca dulce con la yuca amarga puede provocar la muerte y así se ha registrado.
Es un tubérculo que tiene alto contenido de cianuro o ácido cianhídrico, que, consumido en grandes cantidades, es venenoso y si no es cocinada adecuadamente, puede generar intoxicación general hasta el colapso de órganos vitales como el hígado y el cerebro.
Según información de la Organización Mundial de la Salud, el consumo de más de 0,01 miligramos de cianuro por cada gramo puede llegar a ser tóxico. Por lo tanto, si la yuca destinada para el consumo llegase a contener más de 0,03 miligramos de cianuro por cada gramo, puede desencadenar el colapso de los órganos vitales y provocar la muerte.
El veneno de la yuca amarga, según algunos médicos consultados, puede tardar aproximadamente tres horas en manifestarse de acuerdo con la cantidad ingerida por la persona.
Alertan los galenos que entre los primeros síntomas comunes aparecen: náuseas, dolores abdominales, vómitos y algunas fallas neurológicas. Recomiendan que si se ha consumido yuca y se presentan algunos de estos síntomas, se debe acudir inmediatamente al centro de salud más cercano al domicilio.
CrónicaUno.-
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