En vista que la producción animal cada día disminuye por diversos factores económicos y políticos, la realidad que se observa es otra.
Tras un recorrido realizado por carnicerías de la región, se pudo constatar que ha aumentado el consumo de vísceras de aves, cerdos y ganado bovino, lo que encierra inminentes peligros a la salud del colectivo venezolano.
Alerta de los médicos
De allí que para especialistas médicos, como el doctor Carlos Rangel, alertan que este consumo excesivo de vísceras, entre otros rubros cárnicos, que se reporta en altas ventas en mercados populares y a orillas de carreteras venezolanas, traerá serias patologías a corto y mediano plazo, que en la actualidad el sistema hospitalario venezolano, no está en condiciones de atender.
Una consecuencia a corto plazo es el aumento del ácido úrico en la sangre, lo que genera a su vez problemas renales y en las articulaciones. Puede dañar órganos vitales como el hígado o los riñones por el alto nivel de taurina que hay en la sangre de ganado vacuno y que no es regulado su consumo en este tipo de casos. Indicó el especialista que la persona que consume sangre de res se expone además a enfermedades bacterianas, así como a parásitos que pueden dañar el sistema digestivo severamente.
El hambre y la recesión económica
Pero ante la profunda recesión económica que sufre el pueblo venezolano, el consumo de la asadura o vísceras de ganado bovino o porcino está entre sus opciones.
Muchos optan por estos alimentos no solo por costumbre culinaria, si no por su precio. Luego deberán invertir en aliños y vegetales que se agregan en una receta similar a la preparación de la carne molida para obtener la morcilla.
Armando Gruber
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