Profesionales trabajan el comercio informal, los cuales recargan saldo a móviles y compran dólares, esto les permite llevar los alimentos a sus hogares |
Upata. - En la mayoría de las calles del municipio Piar, se ha vuelto visible la presencia de jóvenes y adultos, que se dedican al comercio informal para poder llevar el sustento diario a sus hogares, donde algunos adolescentes han abandonado sus estudios y dedicarse a trabajar para poder ayudar con las compras de alimentos a su familia, realidad que no se escapa de los venezolanos, motivado a la crisis que se ha agudizado en los últimos años.
Fredy Martínez, docente de educación física en un liceo público de Upata, comentó que desde el pasado mes de abril cuando inició la pandemia del COVID-19, tuvo que salir a las calles a trabajar, “lamentablemente lo que cobro como docente no me alcanza para sostener mi hogar, por tanto, tuve que tomar la decisión y salir a ofrecer recargas de saldos a los usuarios que lo soliciten, de esta forma recolecto el efectivo para comprar los alimentos más económicos”.
Algunos inconvenientes
Resaltó, que este trabajo lo ha ayudado porque diariamente lleva el sustento a su hogar a pesar de algunos inconvenientes que ha tenido, como los cambios de climas, entre otros. Amilkal Requena, quien es padre de familia resaltó, que lleva 6 años trabajando en las calles de Upata, quien empezó expendiendo chichas, ahora recarga saldo, compra dólares y Oro.
“Esta opción me alcanza para sobrevivir diariamente con mi familia, donde mi horario de trabajo es de 7:00 de la mañana a 3:00 de la tarde, lo que obtengo de las recargas compro alimentos de la cesta básica, aunado a otros compromisos del hogar, es lo que puedo hacer ante la falta de empleo que existe en nuestro país, sobre todo en el municipio Piar”, dijo Requena.
Ángel Zamora, padre de familia añadió que anteriormente trabajaba en Fundación Yocoima, pero el poco sueldo que cobraba no le alcanzaba para cubrir los gastos de su familia, “vendo cigarros y compro dólares, diariamente obtengo entre 3 o 4 millones de bolívares, y apenas me alcanza para suplir algunas necesidades”.
También Javier Ojeda, Técnico en Ingeniería Forestal, forma parte de ese grupo de jóvenes que prefirió salir a la calle en busca de algún sustento para llevar a su casa, desde hace un año ofrece chichas al público entre las calles Miranda y Van Prag, “hay días malos y buenos, pero hago lo que se puede porque tengo que cumplir con los alimentos para mis hijos”.
Redacción Upata Digital.-
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