La cifra de fallecimientos representa el 10% del clero, mientras que los fallecidos corresponden al 11,9% de los contagiados. Los más recientes fueron el Pbro. Miguel Vargas, de la Arquidiócesis de Caracas, quien murió el pasado 15 de abril y los sacerdotes Luigi Verdecchia y Bruno Masiero, este último de la Arquidiócesis de Valencia, el 16 de abril.
“La vida de la Iglesia no se detiene”, señaló el monseñor José Trinidad Fernánez, obispo auxiliar de Caracas y secretario general de la CEV. Asimismo señaló que “no estamos para llenar templos, sino para acompañar”.
Acotó que “lo mejor que se puede hacer es cuidarnos unos a otros”. Invitó a mantener la esperanza, pues “en la vida diaria Dios nos acompaña porque somos templo de Dios, Dios habita en el corazón, no puede haber lugar para la tristeza, la desilusión, el desencanto”.
Por último, la CEV señaló que es tiempo de que las personas se acerquen a Dios para consolar el espíritu, por lo que los sacerdotes "procuran responder a esta necesidad fundamental, entregando su humanidad, aunque procurando guardar las prevenciones necesarias".
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