Cuando se festejaba la llegada del nuevo año comenzaron los enfrentamientos entre la banda El Sindicato y la guerrilla
Al frente de esa licorería, está la estación de combustible El Águila. “Muchos corrieron hacia la gasolinera, otros trataron de irse hacia el río. Los gritos se confundían entre el tiroteo. Yo creo que hubo muchos muertos, porque se vieron a algunos caer. Teníamos mucho miedo. Yo me cansé de gritar y después de llorar. Me vine a casa de mi suegra y no he podido salir porque todo el día hubo disparos”.
Los irregulares cerraron las calles que dan acceso a los lugares donde tienen depósito y refugios. Paralelamente el personal de salud del Centro de Diagnóstico Integral (CDI), el puesto de salud y el ambulatorio, abandonaron el lugar.
Ella relata que los de “El Sindicato” siempre portan armas y son autoridad del pueblo, “desde hace cinco años, cuando eliminaron a la banda El Piojo. Ahora la guerrilla (Ejército de Liberación Nacional) se vino desde el estado Bolívar para quitarle a El Sindicato el control del río. Aquí es muy peligroso que lo vean a uno hablando con periodistas, porque hay mucha gente trabajando para El Sindicato, por eso nadie denuncia”, finaliza diciendo la joven que pidió no publicar su identificación.
La explicación es que Barrancas del Orinoco, considerada la más antigua población de Venezuela, está ubicada a orillas del majestuoso y navegable río Orinoco, lo que implica que sea un recurso muy importante para la ruta del narcotráfico. Está ubicada en el municipio Sotillo, Monagas, estado controlado por la revolución chavista, tierra natal del segundo líder del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello.
El silencio
Atrás quedó la época del poder indígena, de la prosperidad petrolífera del Delta del Orinoco, los pujantes sembradíos y comercio de puerto. En conversación con Infobae un profesor retirado explica: “El ELN a lo que viene es a quitarle el negocio al Sindicato, exactamente como lo hicieron con las minas de oro en el estado Bolívar. Ellos llegaron disparando, lanzando granadas y buscando a “El Patrón”, así llaman aquí al líder de “El Sindicato” y aprovecharon que a él le gusta parrandear con sus hombres”.
Según su explicación “el ELN no actúa sola, lo hace en complicidad con las autoridades locales y los militares. Más de 10 horas de tiroteo continuo hubo antes que la policía y la Fuerza Armada se diera por enterada. Ni que fueran sordos. Todo el pueblo estaba en vilo, el enfrentamiento a fuego cerrado fue constante, la gente común encerrada en sus casas y las autoridades no aparecían”.
El ELN colocó alcabalas o puntos de control en el cruce de Tucupita, revisaban a quien pretendiera ingresar al pueblo. La Guardia Nacional Bolivariana (GNB) llegó casi 10 horas después; “ya cuando había varios muertos y heridos”. El enfrentamiento entre la guerrilla y El Sindicato fue bajando de intensidad y después se instaló un toque de queda no decretado.
El Sindicato
Desde hace años bandas de delincuentes, han venido controlando ese territorio. El Sindicato de Barrancas desplazó hace más de siete años a la sanguinaria banda de El Piojo. Uno de los hechos que marcaron ese enfrentamiento, recordado por los habitantes de Barrancas del Orinoco, fue cuando la mañana del 22 de diciembre 2016 El Sindicato llegó al barrio 5 de Julio. “Ellos buscaban a Edgar Coa, un muchacho de la banda de El Piojo al que llamaban El Abuelo”, destaca un joven que se define como “pescador por necesidad”.
“Cuando encontraron a Edgar le dispararon decenas de tiros, le aplastaron la cabeza y lo descuartizaron. Y lo más horrible es que antes de eso, mientras lo buscaban y como no daban con él, llegaron a su casa, mataron a su hermano Erick que era un adolescente en silla de ruedas, le dieron varios tiros a su mamá y a dos personas más, entre ellas a una joven embarazada. En los días siguientes decapitaron y dispararon contra varios familiares e integrantes de la banda El Piojo, que poco después desapareció y así El Sindicato tomó control de la zona”.
Lucha por territorio
Mientras el pueblo de Barrancas del Orinoco era asediado por los dos grupos criminales enfrentados, el gobernador de Monagas, Ernesto Javier Luna González, ni se daba por enterado. Mucho menos el alcalde ni la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Barrancas del Orinoco parecía bendecida por Dios, pero las ambiciones por sus riquezas naturales se conjugaron con una sociedad cómplice de lo que hacen las bandas criminales, antes El Piojo, después El Sindicato y la guerrilla. El territorio es muy atractivo por las ventajas para el narcotráfico, la facilidad para el contrabando de combustible y alimentos que se comercializa en Guayana, además de la explotación minera.
Y es que el río Orinoco conecta a Barrancas con Delta Amacuro y con Bolívar, específicamente con dos poblaciones claves: Puerto Ordaz y San Félix. El tráfico de drogas por vía fluvial es sencillo en la zona. Es Puerto de contrabando, porque está situada en la parte más ancha del Orinoco, al frente de las islas Tortola, Guara, Macareo y Curiapo.
Una de las perversiones de estas bandas criminales es el uso de niños. “Los usan como espías, para llevar y traer información. A los niños, como no llaman la atención, los entrenan para ocultar y buscar armas, también drogas, llevar y traer información, me han dicho que les dan teléfonos para que los activen en determinados sitios dónde desean grabar. Desde hace tiempo hay personas desaparecidas en el pueblo”, revela una fuente en conversación con Infobae.
Muchos jóvenes y adultos también prestan servicio a esas bandas. “La situación económica presiona y la gente ve en esos negocios la posibilidad de hacer dinero y así se involucran con narcos, contrabandistas y explotadores de minas”.
“Gran cantidad de fincas en la zona sur del estado Monagas, fueron compradas por militares que estaban activos, que no rebaja pedían para comprarlas y pagaban al contado; desde ese mismo momento proliferó el aterrizaje de avionetas frente al río Las Piedritas. Una vez al mes hay reuniones de capos, llegan vehículos blindados en la tarde y salen en la madrugada siguiente”.
Infobae/Por Sebastiana Barráez
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