Nunca antes en nuestro país, se había vivido tal ataque contra el ejercicio del periodismo, como en estos tiempos de revolución.
Nuevamente desde las filas del oficialismo activan los grupos y laboratorio de "inteligencia" para intentar dañar a quienes servimos a la sociedad.
Estos grupos que tienen como objetivo es desacreditar, ofender y vilipendiar a quienes se atreven a denunciar hoy nos tildan de "Terroristas".
Nos llaman terroristas porqué somo la voz de las comunidades destruidas por el hambre, terroristas por levantar la voz y denunciar que Upata No tiene una sola calle buena, terroristas porqué mostramos como varios abuelos deambulan enfermos sin que el gobierno los ayude, terroristas por denunciar el robo de más de 6 mil bombonas, terroristas por exponer ante la opinión pública la desfachatez de tener dos delincuentes cómo médicos trabajando en el hospital Gervasio Vera Custodio de Upata.
Cuando una comunidad o grupo social no es escuchado, llaman a los periodistas que asumimos el rol de denunciar y la responsabilidad de los ataques que el Circo municipal hace contra los comunicadores.
Cuando la gente ha tenido miedo de hablar, hemos sido nosotros los periodistas que estamos en la calle con ustedes.
Ser periodista no es ser terrorista. Nosotros conocemos perfectamente a quienes hoy nos tildan de terroristas por cumplir con nuestro compromiso de ayudar.
Son los mismos funcionarios que en el pasado no tenían nada, pero hoy obstentan riquezas que no pueden justificar. Terrorismos es quitarle las bolsas de comida a una comunidad como hacen algunos funcionarios y revenderlas, terrorismo es dejar a un pueblo sin gas, gasolina, agua, comida matándolo lentamente de hambre.
Terrorismo es enriquecerse, tener un estacionamiento de carros de alta gama, mientras que la gente se muere esperando una ambulancia.
Terroristas son ustedes que se hicieron ricos a costillas del hambre de un pueblo. Terroristas son quienes hacen un circo y fanfarria comunicacional, por entregar una bolsa de pepitos y chupetas, alborotado las lombrices de los niños, mientras ustedes duermen en sus grandes casas, quintas o haciendas.
Ahora dueños de grandes propiedades que sin pudor alguno se mofan de ellas. Eso es ser terrorista sabiendo de donde vienen, que hasta hace unos años no tenían nada, hoy siendo millonarios, tratan de enlodar los rostros de quienes atendemos el llamado de un pueblo con miedo a denunciar.
Siguen los ataques, hackean nuestras redes, páginas digitales, teléfonos para tratar de detener el trabajo que realizamos.
Por medio de este escrito, hacemos responsables de nuestra integridad física y la de nuestra familia, cualquier ataque violento en medios digitales o físico a quiénes iniciaron esta sucia campaña contra los periodistas de Upata.
Nuestra legalidad y posición nos lleva a formalizar la denuncia ante el Ministerio Público.
"No somos terroristas, somos periodista y lo seguiremos siendo hasta que Dios nos tenga con vida".
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