Desde 1762 los upatenses mantienen la tradición de unirse a los actos religiosos con festejos populares
Upata. – De acuerdo con la información dada por Eligio González Cronista oficial del Municipio Piar quien disertó sobre la vida de San Antonio de Padua, patrono de los Piarenses La feligresía católica de Upata tiene el honor de albergar en su noble tierra, las bendiciones de San Antonio de Padua. Este venerable santo nació en Portugal en el año 1195, bautizado en la ciudad de Lisboa, con el nombre de Fernando… fueron sus padres Martin Bouillon y María Teresa Taveira.
Afirma el historiador que es importante saber que hoy 13 de junio se cumplen 892 años de la muerte de tan milagroso Santo y para toda la feligresía católica de Upata es un honor tener su protección y bendiciones como patrono de la ciudad. Debido a la gran avalancha de actos milagrosos atribuidos al ministro de Dios, antes y después de su muerte, cumplidos los trámites de Ley el Papa Gregorio noveno, inscribe a Antonio en el catálogo de los Santos, el 30 de mayo de 1232, Día de Pentecostés.
Historia de amor
Siendo parte de la tradición Pan milagroso para las chicas para concluir recordamos la tradición el Pan de San Antonio, actividad muy practicada en Upata. Se trata de una obra basada en la gran caridad de San Antonio, orientada a dar alimento a los hambrientos, ablandar el corazón de los ricos, consolar a las personas tristes y alentar la esperanza de todo el mundo.
Es de suma importancia reseñar que durante los 260 años de fundada la ciudad de Upata, han existido muchas familias que perviven la tradición en el reparto del Pan como misterio y milagro de San Antonio, de manera bien arraigada las muchachas en edad de casanderas, acuden a la iglesia en busca de un pan, para pedir con fervor, conseguir un buen chico responsable y les permita formar un hogar y muchas cuentan sus testimonios que su petición ha sido efectiva Felicitaciones a toda la feligresía católica de Upata, que hoy conmemora las festividades del santo patrono, ! bendiciones y mucha salud ¡.
Siendo hijo primogénito de ese matrimonio. Destacamos que el niño Fernando disfrutó su infancia en la ciudad de Lisboa, siempre bajo la comprensión, el amor, Fe religiosa y alegría de sus orgullosos padres. Como todo niño creció, jugó y empezó a pronunciar sus primeras palabras, para gozo de sus familiares y allegados. El futuro santo tuvo la dicha de ser guiado durante toda su infancia en la creencia religiosa, Fe en Dios y siempre encontró un especial regocijo en la oración, como eje de crecimiento espiritual. Es importante señalar que al cumplir los 7 años de edad, el niño Fernando, hijo Primogénito de los Esposos Martin y María, como era tradición, lo enviaron a la escuela Catedralicia, en Lisboa, situada cerca de su casa.
Allí con sobresaliente aplicación aprendió gramática, retorica, música, aritmética, geografía y astronomía, sujeto al plan de estudio de la época. En ese ambiente se desarrolló su infancia y adolescencia; donde Fernando compartió sus primeros años de vida entre la familia y la escuela, bajo un clima religioso favorable y en un contexto histórico de cambios, guerras, triunfos y derrotas. El futuro Santo, asistió hasta los 15 años de edad a la escuela Catedralicia, donde se impartían las clases oralmente en latín debido a la escasez de libros; lo cual requería un esfuerzo extraordinario de memoria. Al cumplir los 15 años de edad, el joven Fernando siente una devoción especial a María Santísima y un gran fervor de ayudar a los pobres, alega el cronista.
Mantuvo la fe
Afianzado en la fe religiosa supo sortear las tentaciones sexuales, propias de su empuje juvenil. Apoyado en una profunda vocación de servir al prójimo, renunció a su herencia y decidió, inducido en la oración, reflexión y el sabio consejo, seguir la voz divina para consagrarse en la vida religiosa. Destacamos que una vez tomada la decisión de entregar su vida a la Fe religiosa, Fernando ingresa al monasterio de Vicente de Fora, dirigidos por los canónicos regulares de San Agustín, allí se inicia para vestir el hábito religioso y comenzar el noviciado.
Sostiene González. En este monasterio ubicado en Lisboa desarrolla todo su potencial de vida espiritual y cultura general. Su convivencia se basa en la regla de San Agustín, donde los religiosos alternaban momentos de oración, lectura espiritual y trabajo. También Fernando tenía oportunidad de realizar actividades clericales y apostólicas fuera del monasterio, con atención de parroquias, predicación, obras de caridad, afianzando su vocación en el sacerdocio. Después de permanecer 2 años en el monasterio de San Vicente de Lisboa, Fernando siente que las frecuentes visitas de familiares y amigos, le dificultan su dedicación a la oración, estudios, retiro espiritual y silencio.
Por tanto pide a sus superiores el traslado al monasterio de Santa Cruz de Coímbra y desde 1212, allí permanece hasta el año de 1220. Fueron 8 años de formación en la escuela de los Santos Agustín y Bernardo y recibe la orden como sacerdote y empieza a ejercer su ministerio con fervor y entusiasmo, en favor de la obra de Cristo y María Santísima. Ya investido como sacerdote, Fernando persiste con pasión, hacia el logro de su perfección religiosa, dedicándo con empeño y ahínco juvenil al estudio de la teología y sagrada escritura. En ese acogedor ambiente en el Monasterio de Santa Cruz recibe la guía de Sabios Maestros, dedicándose a la meditación, y estudio profundo de la biblia… esa época abre el saber de las creencias sagradas y procura perfeccionarse en el conocimiento de las ciencias naturales.
Antonio para el mundo Un hecho trascendental en la vida de Fernando, fue su decisión de ingresar a la orden Franciscana en el año 1220 y cambió su nombre de Fernando a llamarse Antonio. El venerable maestro de Dios emprendió un largo viaje con destino a Marruecos porque palpitaba el deseo de recibir la medalla de Mártir; sin embargo al llegar a tierras africanas, lo atacó una grave enfermedad y fue regresado, pero una tormenta de mar lo llevo a Sicilia Italia y allí convivio el resto de su vida.
Antonio ya convertido en misionero Franciscano, frustrado de su viaje a tierras africanas; siembra fértiles semillas a partir de 1221 en Italia, respaldado por un extraordinario acervo cultural y el apoyo de sus hermanos de la región de Mesina, allí conoció a Francisco de Asís y recibió sabios conocimientos que fortalecieron su futuro proceder de ser útiles y provechosos a los demás, compartiendo los dones y talentos adquiridos. Basado en su prodigioso talento el hermano Graciano lo nombra predicador en toda la Romaña, con la misión de combatir a los herejes, los falsos cristianos y quienes pretendían comprar con dinero la dignidad eclesiástica.
Cabe destacar que en el año 1223, Francisco de Asís máxima autoridad de la orden, lo asigna para impartir enseñanzas de la sagrada teología a los demás Frailes. Desde 1224 y hasta finales de 1227, Antonio predicó en el sur de Francia, donde dictó clases, organizó conferencias dirigidas al clero, los herejes y predicó en púlpitos. El 3 de Octubre del año 1226, muere en Asís, el seráfico Francisco, vicario General de la Orden, y Antonio es llamado a Italia el 30 de Octubre de 1227 y en el Capítulo de Pentecostés, es nombrado Ministro Provincial de Romaña y a fines de 1229 Antonio llegó a Padua, donde los habitantes lo recibieron con mucho cariño.
Es importante señalar que este trabajo, se basó en el libro los amores de san Antonio de Padua, escrito por Fray Alejandro Díaz, agregó Eligio González. (Fredys Marrero CNP 18.406)
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