Los vecinos resaltan la necesidad urgente de un payloader antes de que inicie la temporada de lluvias, para evitar que las carreteras se vuelvan intransitables. La ausencia de este recurso crítico podría agravar aún más las condiciones de vida en el Sector El Mangal (...)
📝Sabrina Zambrano, Pasante de la UNICA
La comunidad se encuentra ubicada en el sector El Mangal de Brisas Paraíso en Upata, ha sido el hogar de más de 65 familias durante los últimos 20 años. Fundada por vecinos con la esperanza de un futuro mejor, esta comunidad se enfrenta hoy a una serie de problemas críticos que afectan su calidad de vida.
Los vecinos de El Mangal hacen un llamado urgente a las autoridades gubernamentales para que visiten su comunidad y brinden soluciones a problemas básicos de infraestructura. Las principales preocupaciones incluyen:
Electricidad
“El transformador actual, de 25KVA, fue diseñado para 17 casas, pero ahora sirve a 35 hogares. Este exceso de carga genera temores de sobrecarga y posibles daños a los electrodomésticos. A pesar de promesas de un nuevo transformador de 50KVA, aún no han recibido respuesta. Además, la red eléctrica está sostenida por postes improvisados de madera que representan un peligro constante, especialmente para los niños”, manifestó el vecino Cruz Ochoa.
Agua
La comunidad carece de acceso adecuado al agua potable. Los residentes deben caminar largas distancias con baldes y botellas para recoger agua, lo cual es una tarea ardua y peligrosa, especialmente para los ancianos. Cuando llueve, las condiciones empeoran, con calles inundadas y ríos de agua que dificultan el paso.
Vías y Transporte
Las calles de El Mangal son de tierra y se vuelven intransitables durante la temporada de lluvias. Esto impide el acceso de vehículos y la movilidad de los residentes, especialmente de los niños que deben asistir a la escuela. La situación se agrava al punto de que los camiones cisterna no pueden ingresar para suministrar agua.
Iluminación
La iluminación pública es casi inexistente. Las pocas luces que hay han sido instaladas por los propios vecinos con recursos limitados, lo que no garantiza una solución duradera. Las lámparas que el gobierno distribuye en otras comunidades no han llegado a El Mangal.
Servicios de Gas
La última vez que los residentes recibieron servicio de gas fue hace meses. Las bombonas vacías se llevaron y nunca fueron devueltas llenas, obligando a las familias a buscar alternativas para cocinar.
Además, los vecinos resaltan la necesidad urgente de un payloader antes de que inicie la temporada de lluvias, para evitar que las carreteras se vuelvan intransitables. La ausencia de este recurso crítico podría agravar aún más las condiciones de vida en el sector El Mangal.
En El Mangal, también se encuentra la quebrada del Caballo, un arroyo que representa un gran peligro durante la temporada de lluvias. La quebrada se encuentra en una zona en pendiente y, cuando llueve, el agua llega a la altura de las rodillas y forma una corriente fuerte que puede arrastrar a los niños. Esta situación se prolonga hasta dos días después de las lluvias, haciendo que el agua tarde en bajar y creando riesgos adicionales para los residentes.
A pesar de estas dificultades, la comunidad se mantiene unida y con esperanza. Aproximadamente el 80% de los residentes son cristianos, y han construido pequeñas iglesias donde encuentran consuelo y apoyo. Sin embargo, incluso la construcción de estas iglesias avanza lentamente debido a la falta de recursos.
Vecinos como Cruz Ochoa, que ha vivido en El Mangal por dos décadas, expresan su desesperación ante la falta de acción gubernamental. Marianela Barrio, residente desde hace 11 años, y Estefani, madre de familia, también claman por ayuda inmediata. Todos coinciden en que necesitan soluciones para la electricidad, el agua y la infraestructura vial.
Los vecinos de El Mangal no buscan confrontaciones políticas; solo desean que se reconozcan y se atiendan sus necesidades básicas. Piden a la alcaldesa y a otras autoridades que visiten su comunidad, vean de primera mano las condiciones en las que viven y tomen medidas concretas para mejorar su situación.
En una comunidad donde la vida se vuelve una lucha diaria por agua y luz, los residentes de El Mangal solo piden una gota de amor y atención para transformar su realidad.
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