El régimen de Nicaragua ha expulsado del país a más de 150 sacerdotes y 40 de ellos han sido enviados hacia El Vaticano en cuatro grupos en menos de un año, sin que hasta ahora el papa Francisco se haya pronunciado sobre estos destierros.
La cantidad de sacerdotes expulsados representa una cuarta parte de los sacerdotes que, hasta 2018, reconocía oficialmente la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), que trabajaban en la arquidiócesis de Managua y en las ocho diferentes diócesis del país.
“Ya hay muchas parroquias que no tienen sacerdotes, especialmente en Matagalpa, y los sacerdotes que quedan hacen un esfuerzo por visitarlas y celebrar misas, pero en las comunidades más alejadas las iglesias han tenido que cerrar sus puertas”, afirma Martha Patricia Molina, una abogada dedicada a monitorear la persecución de la iglesia católica en Nicaragua.
“El plan es vaciar a Nicaragua de sacerdotes católicos”, dice un sacerdote nicaragüense que pide no se le mencione por su nombre. “Detrás de toda la persecución a la Iglesia Católica está la mano de la señora Rosario Murillo, que aparentemente se ha propuesto erradicar el catolicismo en Nicaragua”.
📰 Con información de Infobae
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