La medida se tomó luego de una serie de recientes homicidios y ante la posibilidad de represalias tras el intento de asesinato de un líder de una pandilla el fin de semana pasado, según informaron las autoridades.
Bajo el estado de emergencia, las fuerzas de defensa del gobierno se convertirán de facto en policías y se les permitirá realizar redadas sin orden judicial. Además, se suspenderá la libertad bajo fianza para los sospechosos.
"La intención detrás de esta medida es abordar a las personas que representan una amenaza para la seguridad pública, particularmente aquellos involucrados en actividades delictivas y el uso ilegal de armas de fuego", dijo la oficina del primer ministro Keith Rowley.
Trinidad y Tobago, con una población combinada de 1.5 millones de habitantes, ha batido un récord histórico de homicidios este año, convirtiéndose en uno de los países con las tasas de homicidios más altas de América Latina y el Caribe.
Se han registrado más de 620 asesinatos en las islas este año, la mayoría de ellos relacionados con el crimen organizado.
En el último brote de violencia, hombres armados dispararon contra un conocido líder de pandilla cuando salía de una comisaría en el empobrecido barrio de Laventille el sábado, dejando a un miembro de su equipo muerto.
Mientras tanto, en Trinidad, cinco hombres también fueron baleados el domingo por la noche cerca de Puerto España, y una mujer de 57 años fue asesinada a tiros después de recoger a su hijo de un hospital en San Fernando el viernes, según las autoridades.
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