Desde las controvertidas elecciones del 28 de julio en Venezuela, donde el presidente Nicolás Maduro habría sido derrotado por un opositor desconocido, se ha desatado una ola de represión y miedo en el país. Mientras que antes los venezolanos hablaban de "la situación" del país, con una economía en caída libre y escasez de alimentos, ahora utilizan la palabra "la represión" para describir la realidad.
Durante mucho tiempo, los venezolanos pudieron sortear algunas de las políticas más absurdas de Maduro, pagando en dólares y teniendo cierta estabilidad. Pero después de que el pueblo votara masivamente contra él en las elecciones, Maduro se aferró al poder, negándose a publicar los resultados detallados. Ahora está decidido a castigar a la población que lo humilló en las urnas.
La situación es especialmente crítica para seis colaboradores cercanos de la opositora María Corina Machado, quienes se encuentran refugiados en la embajada argentina en Caracas. El gobierno de Maduro les ha cortado el suministro de agua y electricidad, y los tiene rodeados de policías y soldados, impidiéndoles salir del recinto. Incluso se les ha impedido recibir paquetes de comida del exterior.
Maduro parece haber decidido castigar a personas desconocidas que trabajan o apoyan a Machado, en lugar de arrestar a la propia líder opositora, probablemente para evitar la atención internacional. La represión se ha vuelto impredecible y generalizada, sembrando el miedo entre los venezolanos, quienes borran chats, desinstalan redes sociales y evitan salir a protestar por temor a ser detenidos.
📝Por Gisela Salim-Peyer
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